A Lionel Messi se lo vio feliz este miércoles en su presentación oficial como nuevo jugador del París Saint-Germain, sonriente y entusiasmado con esta nueva aventura futbolística.
De excelente humor llevó adelante la conferencia de prensa y las entrevistas de rigor ante los canales de TV de todo el mundo que lo esperaban, saludó a los hinchas del PSG y cuando las cámaras se apagaron, decidió darse un gusto.
El rosarino pasó por el vestuario, se sacó el impecable traje azul oscuro y se vistió con su nuevo "uniforme de trabajo"; se puso los pantalones cortos, los botines y la deseada camiseta número 30 para saltar a jugar por primera vez en el césped del Parque de los Príncipes, su nueva casa. Y qué mejor que hacerlo con quienes más quiere, sus hijos.
Cerca del centro lo esperaba el mayor, Thiago que a diferencia de sus hermanos vistió la camiseta blanca y rosa, la alternativa del PSG; sus hermanos menores, Mateo y Ciro lo aguardaban en uno de los arcos con la pelota y luciendo cada uno una casaca titular con sus nombres estampados en los dorsales.
Así, Lio se dio un lujo exclusivo, acorde a la dimensión de su figura: disponer de uno de los más imponentes estadios del mundo solamente para él y sus chicos, ante la atenta mirada de mamá Antonela, que registraba todo a un costado del campo, en su celular. Un recuerdo familiar que les quedará por siempre.