El fútbol también está de luto por la muerte de Néstor Adrián De Vicente, el ex volante ofensivo que se inició en River y luego vistió las camisetas de Racing Club, Platense (donde fue ídolo, el año pasado el club Calamar lo homenajeó) y Estudiantes de La Plata, entre otros clubes, murió ayer a raíz de un grave accidente de tránsito. El Tano De Vicente, de 46 años, chocó de frente con su automóvil en la ruta Panamericana, a la altura de Tigre, y falleció inmediatamente a causa del fuerte impacto.
De Vicente se accidentó aproximadamente a las 9 de la mañana en la Panamericana y su muerte fue inmediata. El empresario y amigo Jorge Cyterszpiler se hizo cargo de la situación, mientras otros allegados a De Vicente fueron a acompañar a la familia, la mujer y sus dos hijos. Los restos de Néstor De Vicente eran velados desde anoche en Avellaneda (en Castelli al 30).
El ex jugador surgió de las inferiores de River -debutó antes de tiempo en primera debido a la huelga que habían realizado los profesionales- y luego pasó por diferentes clubes como Talleres e Instituto de Córdoba, Platense (allí se convirtió en un ícono para sus simpatizantes), Grasshoppers de Suiza, Estudiantes de La Plata, y Racing Club (donde dejó su sello y se ganó el cariño de la gente).
En el 97’, el Tano se había incorporado a los entrenamientos de Deportivo Español, pero el pase se cayó, y De Vicente siguió jugando en el caótico Racing de Lalín.
En los últimos tiempos, De Vicente se dedicaba a la representación de futbolistas -específicamente al mercado alemán- en la empresa que conduce Jorge Cyterspiler, ex manager de Diego Maradona. Ayer Néstor Adrián De Vicente dejó de existir, pero la gambeta, pegada, y la zurda del volante seguirá en la memoria de todos los futboleros.
EL ADIOS DE UN AMIGO
Jorge Cyterszpiler, socio y amigo, recordó así a Néstor Adrián De Vicente: “Ha sido una jornada muy triste. Despedir a un gran amigo como Adrián. Quiero desearle que descanse en paz. He compartido con Adrián los últimos 15 años, primero teniendo el honor de haber representado al gran jugador y, luego, compartiendo diariamente la tarea profesional y una amistad de familia en la vida personal. A Adrián lo recordaremos siempre por su alegría, su impronta, su enorme pasión por el fútbol, su don de gente, porque fundamentalmente era una gran persona. Hoy nuestra familia, todos sus amigos y compañeros de trabajo sentimos un dolor inconsolable. Como bálsamo sabemos que su luz nos acompañará siempre. Para su mujer Claudia, sus hijos Lucas y Maxi, y su madre y hermana, mi apoyo incondicional”.