En la represa de Salto Grande moran los dorados más grandes del mundo y tras ellos fuimos, concretando la pesca que uno sueña toda una vida. Spinning, bait o trolling nos dieron dorados de ensueño y en cantidad.
Hay momentos en la vida de un pescador que se esperan toda una vida. Uno de ellos, para los amantes de la pesca con señuelos, es la pesca en la represa de Salto Grande, allí donde moran los dorados más grandes del planeta. Es cierto, no es el único lugar donde podamos encontrar dorados de 20 kilos o más, pero sin dudas es el lugar donde la concentración de estas verdaderas bestias es más grande. Y allí tuvimos la suerte de estar pescando, y volver para contarlo. Porque créannos que, al bajar de la lancha, tuvimos ganas de largar todo y quedarnos allí para siempre.
Todo comenzó con una invitación, vía nuestro Facebook Viva la Pesca, de Marcelo Hurtado, representante local de River Plate Anglers, una de las dos empresas autorizadas a pescar contra “la Pared”, es decir, contra la represa. Dicha empresa opera desde Salto, República Oriental del Uruguay, apenas a 5 minutos de Concordia, cruzando el puente de la represa. Ya en tierras charrúas, apenas bajando la barranca nos encontramos en el punto de partida, siendo recibidos por el titular de River Plate Anglers, Aníbal Núñez Milán, un verdadero ejemplo de la educación y cordialidad de nuestros hermanos uruguayos. Junto a Milton Gareca (hijo del Tigre, DT de Vélez) y nuestro anfi trión Marcelo, aprontamos equipos y embarcamos en la lancha guiada por Sebastián, un profesional que combina juventud y experiencia y hombre que, en su economía de palabras, nos indicaba cómo y dónde efectuar los lances para tener mayores chances de pique.
Arrancamos por el centro del río, entre piedras que ofrecían remansos y correderas, con señuelos de hélice y poppers a los que accionamos de forma rabiosa para motivar los ataques. Enseguida mis compañeros de pesca metieron un doblete de dorados “chicos”, entendiendo por “chicos” dorados de 5 kilos. La cosa siguió con señuelos grandes, tipo bananas Alfer’s y Cucú, pescando debajo de la salida de las turbinas. Allí, con movimiento de agua intensos, la pesca mejoró en tamaños, cobrándose varios dorados de 6 a 8 kilos con una “chancha” de 12 kilos a cargo de Marcelo Hurtado, lograda en spinning: im-pre-sio-nan-te. Créannos, estimados lectores, que después de pelear con un par de bichos de esta naturaleza en la turbulencia, los brazos quedan tensos, los dedos se agarrotan y uno llega a desear que los dorados aflojen un poco y nos den un respiro en el pique para poder tener un descanso. Fue así que a una de las piezas, que me tomó un Alfer’s naranja de media agua, no la pude parar y tras vaciarme medio reel de multi lamento buscó refugio en unas piedras y cortó. A ojo de buen cubero el guía le calculó unos 15 kilos.
A media mañana ya teníamos unos 20 dorados cobrados, tanto con señuelos
de super cie con hélice como con paseantes Heddon Sara Spook de gran
tamaño, que se accionan stickeando, es
decir, con pequeños golpecitos de caña. La clave es no perder el ritmo
del señuelo cuando vemos que el dorado ataca y falla, pues seguramente
volverá a morder. Tras un parate al mediodía que aprovechamos para pasear por Daiman y almorzar un suculento asado, volvimos por la revancha en horas de la tarde. Esta vez, el guía Sebastián nos llevó a practicar la pesca con señuelos de super cie contra la costa. En una zona de piedras, divisamos dorados cazando y tras ellos fueron nuestros señuelos paseantes, que no pararon de ser mordidos toda la tarde. Una variante interesante fue poner un Spinit Highlander tuneado con una cuchara adelante, combinación efectiva para trabajar entre piedras, no enganchar, y concretar piques sensacionales. Dorados de 6 a 8 kilos nos mantuvieron entretenidos casi hasta la caída del sol, donde volvimos al centro del río y logramos otro soberbio dorado de 10 kg. con un señuelo de media agua. Agotados, tras una decena de capturas más, debimos volver al embarcadero. Esta vez no dimos con los de 20 kilos, pero lo vimos en otra lancha de River Plate Anglers, donde una pareja logró uno de 17 kilos.
Así las cosas, Salto, en Uruguay, espera al visitante con la mejor pesca que uno pueda imaginarse a sólo 440 Kms. de Buenos Aires. No es una pesca de todos los días, pero sí un gusto para darse en vida.