El cómico cuenta el momento que pasó por copiar a un profesor de la secundaria y habla de su relación con los conductores de los programas en que trabaja

En un año electoral y muy caldeado, Claudio Rico le aporta un humor ácido y audaz a la actualidad con sus imitaciones de economistas, periodistas, conductores y políticos como Cristina Kirchner, Luis Majul, Lilita Carrió, Luis D’Elía, Alejandro Fantino, Mauricio Macri o Javier Milei, por nombrar sólo algunos de los personajes que interpreta brillantemente en “Polémica en el Bar” -América- y en “Feinmann 910” -Radio La Red-.

A diferencia de otros humoristas, no necesita de la máscara para sus personajes, aunque a veces sorprenda con alguna nueva como la del "Negro" Oro. Su trabajo parte de la voz, de los gestos y del discurso. Por eso, desde el rol de Claudio Esquizo, un hombre que tiene complejo de múltiples personalidades, entra y sale de sus imitados a medida que los va escuchando sin necesidad de cambiar de cara.

Dejó la carrera de Medicina en segundo año para dedicarse al humor y desde entonces no paró. Empezó con Víctor Hugo Morales en su programa "Desayuno" que iba por Canal 7, luego trabajó en "El Exprimidor" con Ari Paluch, hizo teatro con Nito Artaza y Gerardo Sofovich, radio con Jorge Rial, y televisión con Marcelo Tinelli en "ShowMatch". Hoy, integra la obra "El consultorio de Mile", en el Teatro Regina, junto a Javier Milei, Diego Sucalesca y Karina Milei. Y sus imitaciones dejan huella, como su Mauricio Macri saludando como un gato chino de la fortuna, su Luis D’Elía proclamando amor y odio a la vez, o su Luis Majul mencionando obsesivamente a Cristina Kirchner.

"Siempre hice imitaciones, desde el colegio que empecé imitando profesores. Después me crucé con Estelita Montes en una FM, me dijo "qué lindo que te salen los políticos" y me hizo el nexo con "Desayuno". A partir de ahí tengo trabajo en forma constante".

¿Tuviste problemas por imitar a los profesores?

-Sí. Iba al Manuel Belgrano de Ituzaingó. Una vez imité al profesor de Educación Cívica que era muy amanerado y de repente el curso se puso en silencio. Dije: "No me van a decir que está atrás mío, ¿no?". Y sí, estaba atrás mío. Era en quinto año. La llamaron a mi mamá, que fue furiosa al día siguiente a hablar al colegio. El tipo le dijo: "Cálmese señora, era una broma. Llévelo a la tele porque tiene un talento extraordinario, es un talento en potencia". El profesor me hizo un chiste porque yo siempre cargaba a los profesores, "tanto nos rompió las bolas, hagámosle un chiste a él". Ese día la pasé muy mal porque pensé que me echaban.

¿Cuáles son los personajes que más satisfacciones te dieron?

-Majul, Milei y Cristina. Son los que la gente más aplaude y reconoce. Y Pierrito es el personaje del año. Le pusimos así por el hijo de Miguel Ángel Pierri -que había hecho una nota con Leo Rosenwasser donde le dijo al padre "pero bol..., (Mangeri) mató a Ángeles (Rawson)-. La idea es que el nene sabe la verdad y la dice, no le importa nada. Empecé a hacerlo en La Red y después Mariano Iúdica me pidió llevarlo a la tele.

¿Se enojó alguien por tus imitaciones?

-Una vez Hugo Moyano se negó a salir en la radio con Rial porque en entrevistas anteriores, cuando terminaba la nota con él, aparecía el "falso Moyano" que era yo, y no quería que se repitiera. Y después, en una obra de teatro en Mar del Plata donde yo hacía de Néstor Kirchner. Hacía tres meses que él había fallecido y entraron unas 20 personas a patotearme al teatro mientras estaba haciendo el sketch, cantando "Néstor no murió". No sabía si seguir, si sacarme la máscara, hasta que decidí plegarme a los cantitos. Pero no les gustó. A la semana de eso, entraron a robar en la casa de Punta Mogotes donde yo estaba hospedado. Era mucha casualidad. Estábamos en Punta Mogotes con mi señora, mis tres hijos y una amiga de mi hija. Me ataron, me pegaron, tuve que fingir un infarto para que se fueran. Quedamos todos muy shockeados.

¿Cómo manejás cuando imitás a un político y tu visión no coincide con las ideas del conductor del programa?

-Nunca me pasó. Nunca he tenido dramas con los conductores sobre hablar ni bien ni mal de uno u otro. Con todos los que trabajé, ninguno me cuestionó nada. Eduardo (Feinmann) me da la posibilidad de opinar como Claudio y no desde el lado del humor. Con Majul era diferente, era "vos hacés el chiste y sos el humorista"’, nada más. Con Jorge Rial hemos tenido discusiones al aire, él es peronista y yo estoy en la vereda de enfrente, y hemos cambiado opiniones al aire. Pero nunca me preguntó qué chiste iba a hacer, me dio libertad de laburo. Fue muy generoso conmigo. Igual, creo que el humor siempre tiene que ser crítico porque si no, no es humor. Siempre digo que yo hago humor político y no hago política con el humor. Siempre voy a ser crítico del oficialismo porque el humor nunca voy a hablar a favor. Y después.

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