Toda vez que desde sus habitaciones los cadetes de la escuela de Policía Comisario General Juan Angel Pirker escuchan que un locker se cierra de repente y de manera violenta, la sensación ya habitual de estar acompañados en ese ámbito por hechos de neto perfil paranormal, les indica que se encuentran sin lugar a dudas en un lugar especial, proclive a ese tipo de manifestaciones.
Esta situación, que si se quiere puede tener justificativos a mano encuadrados en la posibilidad accidental no es la única y se suma a un número impresionante de manifestaciones que todo aquel que ha pasado por la Academia de Policía de la Federal, ha escuchado mencionar o, lo que es aún más inquietante, fue testigo directo de anomalías inexplicables.
Oficiales de la repartición que se formaron en la Pirker refieren por lo bajo a esos episodios que en los años de formación en establecimiento policial preferían mantener en reserva por temor a que revelar ese tipo de hechos significara alguna mancha para la futura carrera dentro de la institución.
Sin embargo un episodio alucinante sucedido a principios de año que cobró estado público a través del blog "Policiales Ahora", corrió el velo que ocultaba el cúmulo de vivencias paranormales registradas en el ámbito de la academia situada en el barrio de Villa Lugano.
Una cadete que se encontraba de guardia fue blanco del ataque de una fuerza invisible que le produjo marcas en el cuerpo. Según la joven, lo más parecido a una sombra negra se le abalanzó dos veces sobre la mesa en la que realizaba su tarea en la entrada del pabellón femenino, lo que le causó arañazos en el cuello y el pecho.
Un profundo chequeo médico tras el episodio, que como es de suponer terminó con la desesperación de la cadete de apellido Ledesma frente a lo inexplicable de la situación, determinó que los rasguños que exhibía la joven de ninguna manera habían sido autoinflingidos. Pero tampoco podían ser asociados con el ataque de otra persona: alguien o algo desconocido se los había producido.
Pero en rigor, la anomalía apuntada por la cadete Ledesma no era la primera que tenía lugar en la Pirker. Un rosario de hechos inquietantes se acumulan dentro de las paredes del edificio como, por ejemplo, la figura de una niña y un aspirante a bombero que suelen aparecerse para erizar la piel de aquel que se testigo del fenómeno.
El caso de la chiquita misteriosa implica la presencia de una criatura que con candidez invita a jugar o rompe en llanto, para evaporarse en la escena en un abrir y cerrar de ojos a aquel que se convierte en impensado testigo de un hecho a todas luces alucinante.
No es lo único en cuanto a presencias que convierten al lugar en un vórtice de episodios paranormales. Se ubica dentro de los casos más comentados el del aspirante a bombero que de golpe se configura cerca de una autobomba para después desaparecer, tal como lo han constatado comisarios generales hoy en actividad que recuerdan su paso por la Escuela de Policía y de las cosas raras que los asustaron cuando eran cadetes. Es que estas historias, al parecer, se repiten año tras año y que involucra a varias promociones de cadetes de la Policía Federal.