La televisión ya no determina mi trascendencia como actor, ni la necesito más para constatar quién soy", afirmó el actor Arnaldo André, protagonista y director de Intimidad Indecente, la puesta teatral que comparte con Marta González, y flamante realizador de cine que el año pasado debutó con Lectura según Justino.
"Hubo un tiempo donde hacía una novela tras otra y no me animaba a parar, tenía miedo de que alguien ocupara mi lugar o que si cortaba un poco, después no se acordaran de mí ni me tuvieran en cuenta", confesó el actor guaraní que se convirtió en galán televisivo a poco de desembarcar en Argentina allá por la década del '60.
Hoy, el presente profesional de André ya no exhibe la vorágine desenfrenada de antaño y la televisión no aparece como la única posibilidad de trabajo real en su vida.
Alejado de aquel recio galán que ganaba los suspiros de todas las televidentes, admite que se fanatizó con Avenida Brasil (Telefé), la novela de origen carioca.
El resto del tiempo, además de las cinco películas que religiosamente mira por semana a la hora de la cena, dedica sus días a disfrutar del teatro: Intimidad Indecente, una pieza de la brasileña Leilah Assumpçáo que recorre, con André y Marta González, medio siglo de un matrimonio en decadencia.
"El texto te lleva a la comedia y la realidad te enfrenta con el drama. Es una pareja que combate el final de la pasión, la eternidad del cariño y la batalla contra el paso del tiempo", definió el actor acerca de Intimidad Indecente, que se presenta de jueves a sábados a las 21 y los domingos a las 20 en el Teatro Regina (Santa Fe 1235).
"Y mi personaje -describió- es un hombre que fue víctima de la pasión desmedida, porque se calentó a los 50 años con una pendeja y después le fue mal".
Autor de las cachetadas aplicadas sobre sus compañeras de elenco -y que en la actualidad serían denostadas por promover la violencia de género-, André fue desplegando un inventario de personajes de modos rudos y descorteses que lo consolidarían como un verdadero prototipo masculino de la época.
"Hoy se permite mostrar a estos hombres como fracasados o, como en este caso, incapaces de sentirse dignos en la vejez. De alguna manera, podemos decir que se hizo justicia", dijo André, quien volvió a calzarse el traje del macho mal habido. Así, Pobre Diabla (1973), Piel Naranja (1975), Amor Gitano (1983), Amo y Señor (1984), El Infiel (1985), Amándote I y II (1988) se sucedieron sin descanso en la pantalla y lo inmortalizaron cuando tan sólo tenía veinte años.
Y actrices de la talla de Luisa Kuliok, Soledad Silveyra, Marita Ballesteros y Marilina Ross fueron algunas de las víctimas televisivas que pusieron eternamente la otra mejilla para recibir sus bofetadas y algún que otro beso apasionado.