La firma, cuyos inicios se remontan a 1912, fue la primera empresa argentina en innovar con las barras de cereales. La llamaron Cerealfort y desde los 90 revolucionó el mercado de las "golosinas nutritivas", inspirando a otras marcas que la imitaron.
"Ricky" siempre se atribuyó el "invento", aunque se sabe que importó la idea desde los Estados Unidos y la adaptó al gusto nacional. Un packaging rojo, escasa publicidad y un momento propicio para vender productos "ricos pero sanos" fueron parte del combo que catapultó al éxito a la afamada barrita, que pasó a hacerle sombre a los mismísimos chocolates.
Pero no todas fueron rosas. En 2010 se conoció la noticia de que varios lotes de la barrita de cereal habían sido retirados del mercado por la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica), luego de una inspección en la fábrica ubicada en la calle Gascón 329.
A tono con el crecimiento de la carrera mediática de Fort, la noticia –que en otro caso apenas si hubiera merecido unas líneas en cualquier diario, a modo informativo- estalló en los medios, donde llegó a hablarse de un producto "adulterado". Al mismo tiempo empezaban a sonar cada vez más fuerte los reclamos laborales en la empresa por parte de obreros que denunciaban despidos y maltratos. Hasta hace algunos meses la situación no había mejorado.
Al respecto, Fort redobló la apuesta y descalificó a los trabajadores: "Soy uno de los dueños de la empresa, por supuesto. Pero esa gente no es parte de la fábrica. Son agitadores de izquierda que cobraron 120 pesos para estar ahí, con la cara tapada. Hicieron lo mismo con Kraft y otras empresas. No son empleados".
Consultado por su rol en la empresa, Fort decía: "Le cambié la imagen a la empresa. Todos los packagings los modernicé, todo se hacía a mano y yo introduje la computadora. Me costó muchísimo, porque mi padre era un tipo muy conservador. Cada cambio era una pelea: en las reuniones de desarrollo estaba toda la gente de mi padre y yo, un pendejo de 30, presentando las cosas. Me tiraban a matar. Pero el Feeling y el Cerealfort los creé yo".
También aseguraba, en la misma entrevista de 2010, que las decisiones las tomaban su madre y sus hermanos, por lo que prefería dedicar su tiempo a la carrera mediática que había iniciado unos dos años antes. Una carrera que le permitió disfrutar de lujos y de una sobreexposición televisiva de la que abusó, y aprovechó, hasta el final de sus días.
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