Es, hoy por hoy, la máxima figura femenina del tango danza. Sus espectáculos recorren el mundo y han pedido aprender a hacer el ocho con ella desde Mick Jagger a Robert Duvall. A sólo 24 horas de estrenar en el teatro Opera Allianz de Corrientes su espectáculo Chantecler Tango, Mora Godoy sonríe cuando en charla con este cronista le preguntamos si ella -una estrella consagrada en la danza- debe morderse la lengua ante algunas devoluciones del jurado de Bailando por un Sueño, el show de Tinelli que la tiene como protagonista en un año con varios bailarines profesionales en competencia.
"Es un certamen muy particular, me siento bien, tenía miedo de sentirme mal, de arrepentirme, de querer irme y no poder o de hacer un papelón. Me siento bien, siento que todos los bailes que hice hasta ahora salieron super simpáticos, que técnicamente estoy en un buen momento", dice Godoy contemporizando un poco antes de soltar que "el mejor jurado y el verdadero jurado es la gente. El público es el termómetro en la calle, lo que te dicen en las redes sociales o cuando voy al supermercado... El jurado son 4, pero hay millones que te ven, y se enojan si ellos ven que los que les gusta fue bien bailado y mal calificado. El aplauso del público es el jurado de verdad, y también lo que dicen los grandes críticos".
Conocedora de las reglas del show televisivo, sostiene que "éste es un juego, uno debe aceptar las reglas... acabo de bailar la cumbia y, la verdad, te tenés que reír de algunas cosas... que Nacha me diga que voy 'por buen camino'... en fin, te tenés que reír, lo tenés que tomar de una manera tranquila. Es un show, se esperan escándalos, es un juego... pero a mí los escándalos me molestan, no entro en esa".
Con propuestas concretas de llevar su espectáculo en pocas semanas a Shangai y otros destinos de Oriente cuando baje de cartel en Buenos Aires el show que estrena mañana, su continuidad en Bailando es una gran incógnita.
"Tengo contrato firmado en China y en Japón. Eso se sabía porque esos contratos eran previos a mi ingreso al Bailando. Trato de no pensar en imaginarme un futuro, voy disfrutando el momento. Al Bailando voy, me divierto, hago lo que me hace feliz. Y mientras estoy concentrada en mis ensayos y en el teatro, programo mi espectáculo y creo cosas permanentemente. Tengo una vida rica y en ese marco en este momento de mi vida puedo permitirme divertirme en Bailando. Eso sí, estoy esperando que en el Bailando llegue el turno del tango argentino. Cada vez que veo al Chato y Hoppe se los recuerdo y me dicen que ya va a venir... yo tuve que recordar cómo se bailaba el ballet, algo que no hacía desde hacía 15 años. Y después, me sorprendí de haber bailado ritmos que nunca había bailado en mi vida. Estoy plena y en materia de baile te comunicás con el tango aunque bailes otra cosa. Espero que llegue el momento de que en Bailando se baile el ritmo que más me gusta".
-Alguna vez hubo folklore en el certamen y muchos referentes del género se quejaron porque consideraron que el género fue tomado a modo de burla...
- Espero que no pase eso con el tango, un género que nos representa en el mundo. Desde el baile crece día a día la cantidad de gente en todo el mundo que se acerca al tango. Que quiere aprender a bailar el tango bien. Y acá mismo en Argentina muchos jóvenes están bailando y eso es muy bueno para el género.
- ¿Será que la sensualidad de géneros como éste con tanto contacto físico y elegancia seduce a públicos universales aunque no entiendan la letra?
- Todos te sorprenden. Vas a Rusia y se vuelven locos con el tango. En China se apasionan. Y así te puedo mencionar cientos de países. Yo creo que es un cosa que despierta la sensualidad latente en países que son reprimidos. El tango tiene esta cosa sensual de abrazarse, despierta cosas que son impresionantes. Recorro el mundo y me asombro de la cantidad de gente que viene a las funciones. Mis espectáculos cuentan historias a través del baile y lo entendés perfectamente en cualquier país del mundo aunque no entiendas la letra.
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