Rabinovich estaba internado. En 2012, había sufrió un preinfarto en Uruguay y su salud comenzó a deteriorarse.
En los últimos meses, incluso, el artista tuvo que dejar de trabajar en el teatro y sus compañeros seguían con las presentaciones del espectáculo
Viejos hazmerreíres y fue reemplazado por Tato Turano y Martín O'Connor.
Rabinovich no sólo uno de los dos puntales de
Les Luthiers, junto a
Marcos Mundstock, sino que además de tener una gracia particular, el personaje que solía encarnar lograba un sincero vínculo con la platea. Si no era "el tonto" era por lo menos el tiro al aire que siempre entendía lo que quería en sus disfrutables diálogos con Mundstock era capaz de extraer las más sonoras carcajadas con réplicas simples, infantiloides, que en otras bocas no causarían el mismo efecto.
El liderazgo de la dupla se fue asentando con los años;
Mundstock y Rabinovich eran "el arco y el violín", como alguna vez se dijo de Stan Laurel y Oliver Hardy, con el terceto restante -Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Carlos Núñez Cortés- en un dignísimo segundo plano. Efectivo, sí, en determinados números de relleno en los que suelen mostrar sobre todo sus genialidades con los instrumentos, formales e informales, pero siempre en papeles de apoyo en cuanto a las intervenciones habladas.
Desde hace algún tiempo se sabía que la salud del músico-actor no era de todo buena, pero nadie imaginaba que las cosas llegaran a mayores:
Les Luthiers tiene dos miembros alternativos, Horacio Turano y Martín O'Connor, que sustituyeron a Rabinovich en su gira por Islas Canarias a principios de marzo, mientras el grupo presentaba "Lutherapia".
La llegada de Rabinovich, nacido en Buenos Aires el
18 de noviembre de 1943, a Les Luthiers se produjo en San Miguel de Tucumán, antes que ese equipo fuera tal, cuando un puñado de universitarios -él era licenciado en Derecho y escribano público- presentó un espectáculo de humor dentro de un festival de coros. Esa novedad de 1965 era la inclusión de los llamados "instrumentos informales", con los que habían creado una parodia de concierto ideada por el estudiante de arquitectura Gerardo Masana -muerto prematuramente en 1973- que causó sensación.
Ya con el nombre de I Musicisti -versión jocosa del conjunto italiano I Musici- el grupo se presentó con un éxito notable en la sala Planeta de Buenos Aires y en el Instituto Di Tella, que entonces era el no va más de la vanguardia. Desmantelado I Musicisti, en 1967 nace
Les Luthiers con el concurso de Ernesto Acher, que realizó presentaciones cada vez más festejadas en los café concert y en pequeñas salas teatrales de Capital y Mar del Plata.Con el correr del tiempo, los espectáculos y los discos y videos grabados -'Sonamos pese a todo", "Cantata Laxatón", "Mastropiero que nunca", "Viejésimo aniversario", "Viejos hazmerreíres", entre otros-,
Rabinovich fue perfilando un personaje insustituible, humano y entrañablemente querible.
Es imposible no recordar el segmento sobre el merengue que mantiene con Munsdtock -uno habla del baile caribeño, el otro de un postre- y en el que entre numerosos desacuerdos Rabinovich introduce el nombre de
Esther Píscore como elemento de disparate.
Aquí, uno de sus monólogos inolvidables:
Además de ser uno de los fundadores de Les Luthiers -y uno de sus miembros más populares-, probó suerte en la televisión y en el cine formando parte de, por ejemplo, la película
Espérame mucho (1983) y las miniseries
Los gringos (1984) y
La memoria (1985).
Durante los últimos años se lo pudo ver en la serie
Tiempo Final (2002),
La familia potente (2003) y
La Dueña (2012).
Su última participación en cine fue en
"Papeles en el viento", de Juan Taratuto (basado en el libro de Eduardo Sacheri), donde interpretó a un mercenario periodista deportivo demasiado parecido a alguno de la realidad.