Provocador, irreverente, caprichoso. Ricardo, o "El Comandante", como lo bautizaron las redes sociales, es hoy una de las figuras más emblemáticas de Internet. En el segundo aniversario de su muerte, un reconocimiento para el mediático que supo ser protagonista de este tiempo

Ricardo Fort está junto al atril con un micrófono en la mano. Desde los estudios centrales de Showmatch, le habla al mundo y al propio Tinelli. Después de algunas idas y venidas con Marcelo, el chocolatero ensaya un discurso. Por esos días, los medios lo acusaban de "pretender más protagonismo" en el programa emblema de canal 13.

"Dicen que manejo el rating", afirma Ricky. "Yo no manejo el rating, yo manejo un Roll Royce", sentencia ante la ovación de la multitud. Este instante sería luego eternizado con el "meme" del "Turn down for what", un editado que consiste en incluir la arenga de un grupo raperos, como "golpe de efecto" en el final de un video.

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"Era un tipo de carácter fuerte, tal vez distante, hasta parecía insensible. La verdad es que le costaba mucho expresar libremente sus sentimientos. Trabajé con él, compartí momentos de su vida más allá de un set de televisión, largas charlas telefónicas nocturnas con cosas que quedarán entre él y yo e interminables abrazos en el último verano en Mar del Plata, donde se largaba a llorar y al momento estaba haciendo miles de bromas", relata el periodista Fernando Prensa, quien fue una de las personas que conoció el "detrás de escena" del fenómeno. 

"Ese era Ricardo Fort, siempre me respetó, siempre lo respeté. Vivió apurado y bajo sus reglas. Se fue de la misma forma, rápido y en su ley", agrega.

Ricardo nació el 5 de noviembre de 1968, en la ciudad de Buenos Aires, producto del amor entre la vedette y cantante Marta Campa de Fort, y el empresario Carlos Augusto Fort, con quien se supo públicamente no tenía una buena relación. Su vínculo con la madre fue, entre otras curiosas situaciones, retratado en la famosas frase "Pará Mamá". En dicho repertorio, también figuran "Basta chicos" o "Meame", que solía repetir ante la prensa y amigos.

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Fanático de los lujos y la buena vida, Richard solía compartir su vida en "tiempo real"; como en una especie de "Reality Show 24 horas", subía fotos de sus viajes en primera clase, sus autos, novios, joyas, intimidad y excéntricos gustos. Esta frenética necesidad de mostrarlo todo, solía generarle, con el mismo énfasis, amores y odios. Quienes más lo conocían sostienen que esta actitud, en el fondo, era una postura; una necesidad de exponerse para sentirse un poco querido. Ricky lo sabía: muchos se le acercaban por interés, pero eso no iba a impedirle su gran meta, que era llegar a la gente.

Uno de los tantos mitos en torno a su persona asegura que fue el que introdujo en el mercado las "barritas de cereales" y que, a pesar de la resistencia de su padre, logró cambiarle la imagen a la empresa "Felfort". De todas formas, su destreza en el "Managment" no fue lo que llevó a Ricardo al corazón de público, sino su actitud frontal, desprejuiciada y eterna militancia del paraíso sagrado del argentino promedio: "Miami", la tierra prometida. 

El 25 de noviembre de 2013, a la edad de 45 años y tras permanecer algunos días internas, finalmente abandonó este mundo. Paradójicamente fue allí donde su figura cobró más fuerza que nunca. Las redes sociales y en especial la plataforma "Taringa" se hicieron eco y hoy día son espacios de permanente homenaje.

En Twitter nunca falta un RT de algunos de sus dichos en 140 caracteres que jamás pasarán de moda. Hoy es común ver algún tuit  de Ricky que podría servir para reflejar una situación del país. En el caso de "Taringa", constantemente los usuarios, bajo el apodo de "El Comandante", por aquel día en que emuló al "Che Guevara" en "Showmatch", suelen subir fotos, memes, dibujos y anécdotas.

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Hay una escena notable de la película "Batman, El Caballero de la Noche", donde Harvey Dent, el impoluto Fiscal general, tras sufrir un ataque del Joker y convertirse en el maligno "Dos caras", le confiesa al comisario Gordon: "mueres siendo un héroe o vives lo suficiente para convertirte en un villano". Ricardo vivió mucho. Luchó con sus propios fantasmas y contra un "statu quo" de los famosos que nunca lo terminó de aceptar.   

El tiempo finalmente logró lo que la "maquinaria de los medios" quiso impedir. A fuerza de excentricidades, dinero y polémicas, llegó al corazón de la gente; como el último gran "héroe trash" de una sociedad que jamás abandonó el ideal de Miami como "destino final".

Hoy internet lo pone en el lugar que siempre soñó. Lo paradójico es que fue todo tan rápido, que no vivió para disfrutarlo, como probablemente él hubiese querido.

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