Cansada de las llamadas a su celular que interrumpían las transmisiones que realizaba en vivo desde su casa, Susana Roccasalvo hizo una denuncia por hostigamiento y amenazas. De manera inesperada, la Justicia especializada en ciberdelitos determinó que los llamados provenían de un teléfono de su colega, y compañero de Canal Nueve, Lío Pecoraro.
Para dar algunos detalles sobre su problema, la periodista de espectáculos conversó con todo el equipo de Nosotros a la Mañana (El Trece). Durante la emisión, el panelista Ariel Wolman reveló la cantidad de llamadas que recibía Roccasalvo mientras estaba el aire de Implacables. Tras ese dato, Tomás Dente preguntó si esa información estaba constatada y desató la tormenta. “Que se calle la boca”, proclamó la conductora.
Y subió la apuesta: “No te voy a permitir que vengas a cuestionar a la Justicia. La víctima soy yo, no te pongas en sacerdote. Esto es lo que demuestra la Justicia. Por respeto a mí, que decís que tanto me querés y respetas, que te calles la boca porque estás cuestionando a la Justicia. Acá la única víctima soy yo”.
Frente a esta envestida, Dente acotó: “Los periodistas no somos jueces. Dejame hacer el tratamiento periodístico a mi gusto. Entiendo tu enojo, creo que lo estás direccionando hacia mí y no es justo”. Y la respuesta fue lapidaria: “En vez de callarte la boca o solidarizarte conmigo, te ponés en monje”. Incluso, tras ese comentario, le pidió al Pollo Álvarez que impida la participación de su panelista durante la comunicación.
“Pollo, sacame a esta persona. yo les di una nota porque tengo un problema. Sacámelo o corto. No quiero escuchar las estupideces que dice este tipo. Que hable cuando corto. No quiero que esto sea un reality. Escuchalo vos a Tomás Dente. Yo no tengo ganas. ¿Cómo me voy a sentar con el enemigo?”, cuestionó con hartazgo.
Lejos de soportar ese destrato, Dente intervino: “Es muy grave lo que hacés. No podés mandar a censurar a una persona”.
Ya terminada esa suerte de entrevista, el periodista se permitió realizar una reflexión de lo sucedido: “A Susana le tengo mucho respeto. Es una palabra autorizada y una conductora número uno. Eso no cambia. Creo que está un poquito desbordada por la situación y que a veces uno cuando está enojado no direcciona bien los enojos. Los periodistas no estamos para tomar partido, y siempre trato de que me salgan palabras amorosas hacia los demás porque es mi estilo de trabajo y soy así en la vida”.
“No me molestó nada y tampoco quiero entrar en una discordia ni una grieta. Tal vez el hecho del 'callate, no hables', que te censuren como periodista es difícil. Pero entiendo que el disparador fue la furia, está encolerizada por la situación. (…) La respeto porque estaba hablando en vivo y Susana es una autoridad. Dejemos que hable, haga su descargo y después le contesto desde mi modesto lugar. Mi respuesta es que no voy a entrar en grietas ni quiero tener enemigos. No me gustó el tono”, sentenció.
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