Sufrió inundaciones, robos y adversidades económicas pero mantiene sus actividades para pacientes con capacidades especiales. "Es muy rico en cuanto a estimulación a través de la relación hombre-caballo", explicaron.
Inundaciones, condiciones climáticas desagradables, robos y silencios ante miles de pedidos. Nada de eso ha podido con la Fundación Argentina de Equinoterapia, que sigue adelante con sus actividades tendientes a mejorar la calidad de vida de pacientes con capacidades especiales y sus familias. Con 20 años de vigencia, la entidad presidida por Graciela Tulián tiene su origen en Rafael Castillo, en donde se ubica su sede central.
Traslado Sin embargo, las tareas hoy encuentran vida en Ezeiza, pese a contar con un predio ubicado en la calle Luis María Drago al 1100, en Castillo, el que está en remodelaciones con el objetivo de volver.
"Sufrimos temporales, inundaciones, el 2 abril de 2013 se volaron las caballerizas y todo debimos reconstruirlo a pulmón, porque no recibimos ayuda de nadie", apuntó Graciela Tulián. "Cuando el predio se inundó debimos trabajar y trasladarnos en un parque cercano, pero en diciembre pasado nos robaron los caballos de la sede y cada vez que hacíamos un evento para recaudar fondos en busca de reconstruir nos robaban. Fue un bombardeo, pero a pesar de los golpes seguimos atendiendo chicos sin cargo, seguimos adelante, pero necesitamos una ayuda económica, ya que, por ejemplo, el alimento de los caballos cuesta cada vez más".
La fundación surgió como emprendimiento familiar y se profesionalizó para darle el marco de la fundación. "En 2006 fue la primera entidad argentina en tener el nombre de equinoterapia", apuntó Tulián. Y ya de lleno en la actividad que presta la fundación, indicó: "Tenemos un equipo de 10 personas en diferentes áreas, como de capacitación, veterinaria, médica, psiquiátrica y psicología, mientras que el staff de pista es de 8 a 10 personas".
A su vez, explicó cómo se trabaja con el caballo. "Se lo hace de manera personalizada y se atienden bebés, niños, adolescentes, adultos y personas de la tercera edad", y añadió: "Más allá del cuadro de discapacidad, siempre hay un controlador del caballo y un coordinador, pero todo tratamiento depende del grado de discapacidad".
También, Graciela Tulián, directora de la fundación, estableció: "Las sesiones estándar son de una hora cátedra. El trabajo de monta es de 30 minutos o más y el objetivo es aprovechar el estímulo a nivel cerebral logrando continuidad de 30 minutos o quizás más. Es que se trabaja en lo motriz, para relajar las fibras musculares, pero los estímulos son múltiples" y prosiguió: "Se aprovecha el movimiento tridimensional del caballo que se asemeja al andar de una persona. Al estar montado en una postura correcta, estimula a nivel cerebral en los casos de dificultad para caminar".
Las bondades de la equinoterapia se recuesta en que "es muy rico en cuanto a estimulación a través de la relación hombre caballo. Ese estímulo se trabaja, por ejemplo, para superar alteraciones referidas a la personalidad y así se nos abre abanico hacia las adicciones, situaciones de violencia y demás".