OSCAR CORDOBA
Oscar Córdoba pasó por varios clubes de su tierra, estuvo también en el fútbol de Turquía y en el de Italia, y defendió el arco de la selección colombiana en 73 oportunidades. Sin embargo, el capítulo más exitoso de su trayectoria está pintado de azul y oro, con los colores de un Boca que lo ubica entre los mejores arqueros de su historia.
Fue Carlos Bianchi quien más confió en él cuando se hizo cargo de la dirección técnica, al confirmarlo como titular en una lucha que tenía por el puesto con Roberto Abbondanzieri, y vaya si el colombiano cumplió. Cuando arribó a la Argentina ya acumulaba una experiencia importante. Aquí se lo había visto en la valla de la selección cafetera y en la del América de Cali durante las finales de la Copa Libertadores de 1996, en las que River venció a los Diablos Rojos caleños. Tal vez porque esa madurez lo ayudó, enseguida no solamente se acomodó a las nuevas responsabilidades, sino que sorprendió por su elasticidad, por su dominio del área y por su muy buena pegada, atributo imprescindible para los arqueros modernos.
El de Córdoba fue un aporte notable para la histórica “era Bianchi”, durante la cual logró seis títulos: tres locales, dos Copas Libertadores y una Intercontinental. Las Libertadores mencionadas (2000 y 2001) se resolvieron mediante la ejecución de tiros desde el punto del penal, y en ambas las intervenciones del colombiano fueron determinantes. Primero, contra Palmeiras en el estadio Morumbí de San Pablo, detuvo los remates de su compatriota Faustino Asprilla y del defensor brasileño Roque Junior, mientras que al año siguiente, frente al Cruz Azul mexicano en la Bombonera, su contribución en la serie decisiva consistió en atajar el tiro del chileno Pablo Galdames.
La cosecha de vueltas olímpicas no se agota con las seis conquistas en Boca. Hay más: una en la liga de su país con el América de Cali, dos en el Besiktas de Turquía, donde estuvo entre 2002 y 2006, y una a la que Córdoba seguramente pone en un sitio especial: la Copa América obtenida por Colombia en 2001 como país organizador. En esa competencia, a la que Argentina no asistió por razones de seguridad, como se argumentó en aquel momento, los dueños de casa ganaron los seis encuentros disputados, convirtieron once tantos y la valla custodiada por Córdoba –titular en cinco partidos- y por Miguel Calero, quien la ocupó ante Chile en la tercera fecha de la fase de grupos, se mantuvo invicta.
Colgó los botines y los guantes ya con 39 años –en Millonarios- y tiempo después incursionó en la dirigencia, como presidente del Atlético Bucaramanga, y asesoró en la faz deportiva a la Uniautónoma (Universidad Autónoma del Caribe). A menudo su voz se escucha opinando sobre temas relacionados con Boca, porque ahí desarrolló una parte fundamental de su carrera, que la gente xeneize tiene fresca en la memoria. En esos tiempos, las dos partes saborearon alegrías grandes. Córdoba, atajando. Y los hinchas, sabiendo que el equipo archiganador de Carlos Bianchi tenía el respaldo de un arquero fenomenal.
Nacimiento: 3 de febrero de 1970, en Cali (Colombia).
Trayectoria como futbolista: Deportivo Cali (1988), Atlético Nacional de Medellín (1988), Deportivo Cali (1989-1990), Deportes Quindío (1990), Millonarios (1991- 1992), Once Caldas (1993), América de Cali (1993-1997), Boca, Argentina (1997-2001), Perugia, Italia (2002), Besiktas, Turquía (2002-2006), Antalyaspor, Turquía (2006-2007), Deportivo Cali (2007-2008) y Millonarios (2008-2009). En la selección colombiana, 73 partidos
DANIEL CARNEVALI
La lista de grandes arqueros que enriquecieron la historia de nuestro fútbol y que lo representaron en Copas del Mundo incluye a un rosarino que hoy tiene 73 años y que está radicado en España: Daniel Alberto Carnevali, titular en una selección argentina –la que participó en el Mundial de Alemania '74- llena de excelentes jugadores, aunque víctima de la desorganización que por entonces rodeaba al equipo nacional.
Carnevali debió armarse de paciencia en sus comienzos, porque si bien había sido campeón de tercera en 1964 y había subido pronto al plantel superior de Rosario Central, la presencia del Gato Andrada en el arco canalla no le dejaba espacio. No quedaba otra que resignarse a ser suplente y a esperar. Incluso, el debut no se produjo por el campeonato, sino por la Copa Argentina, contra Quilmes y en 1969, cuando ya andaba por los 22 años.
Sin lugar en el equipo rosarino, Atlanta primero y Chacarita después le dieron las oportunidades que buscaba, y durante seis temporadas, entre 1973 y 1979, descolló en la Unión Deportiva Las Palmas, donde coincidió con otros tres argentinos: Quique Wolff, Miguel Ángel Brindisi y Carlos Morete. Ese Las Palmas terminó cuarto en la liga española de 1976-77 y llegó a la final de la Copa del Rey en 1978, instancia en la que cayó por 3 a 1 ante el Barcelona de Johan Cruyff en el Santiago Bernabéu de Madrid.
Al extraordinario holandés y a sus compañeros de la inolvidable Naranja Mecánica, Carnevali los padeció en 1974. Previo al Mundial, en un amistoso, Holanda goleó 4-1 a Argentina, que contaba con jugadores de la talla de Perfumo, Brindisi, Babington, Telch, Kempes, Ayala, Yazalde y Houseman, por mencionar solamente a algunos. Y ya en la máxima competencia, la cosa fue peor: 0-4. Aquella selección superó la primera fase y quedó eliminada en la segunda ronda, tras la citada derrota frente a Holanda, otra contra Brasil y un empate como cierre con Alemania Oriental.
Más tarde, de vuelta en el país, Carnevali tuvo revancha en Rosario Central. En la recta decisiva del Nacional de 1980 reemplazó a Ricardo Ferrero y fue clave para que el conjunto de Angel Tulio Zof obtuviera el título. Por ejemplo, en cuartos de final, luego de que Central superara 2-0 a Unión en Arroyito, en la revancha le atajó un penal al uruguayo Pierino Lattuada, y a pesar de que el Tatengue ganó 2-1 de local, la clasificación quedó en manos de los rosarinos.
Una vez que le puso punto final a la carrera bajo los tres palos, Daniel Carnevali siguió y sigue ligado al fútbol. Ejerció distintas funciones en la UD Las Palmas, especialmente como maestro de arqueros y asesor, y en esa ciudad actualmente es la cabeza del club que lleva su nombre, que compite en ligas de la zona y que, según el lema que lo inspira, “más que un club es una familia”. Así despunta el sano vicio del deporte, gozando del afecto y del respeto que se ganó dentro y fuera de los campos de juego.
Nacimiento: 4 de diciembre de 1946, en Rosario (Santa Fe).
Trayectoria como futbolista: Rosario Central (1965-1969), Atlanta (1969), Chacarita (1970- 1973), Las Palmas, España (1973- 1979), Rosario Central (1979- 1982), Junior de Barranquilla, Colombia (1983), Atlanta (1984), Colón (1985-1988) y Central Córdoba de Rosario (1988-1990). En la selección nacional, 26 partidos
LUIS ISLAS
Condiciones físicas y técnicas sobresalientes, más el respaldo de una fuerte personalidad, hicieron de Luis Alberto Islas un arquero de primerísimo nivel. Lo que afirmamos puede corroborarse fácilmente echándole un vistazo a un largo camino que empezó cuando, siendo un chiquilín, se tuteó con el fútbol profesional.
Debutó y se afirmó en la primera de Chacarita con nada más que 16 años. Y enseguida Estudiantes se lo llevó fijándose en lo que demostraba, no en lo que decía la fecha de nacimiento. Fue parte de la consagración pincha en el Nacional de 1983, hasta que en 1986 emprendió la etapa inicial de las tres que tendría en el club donde recogió las más fuertes expresiones de afecto: Independiente.
Confeso hincha de Huracán -allí también jugó-, Islas igualmente siempre dijo que su vínculo con Independiente fue muy especial y estrecho, y que ese destino futbolístico lo marcó. En el segundo paso por el Rojo, que arrancó a mediados de 1991, llegaron los títulos que reforzaron la relación de cariño mutuo con los hinchas: el torneo Clausura de 1994, la Supercopa el mismo año en final frente a Boca y la Recopa en abril de 1995 contra Vélez en Japón. Ese arco, en el que además se retiró luego de un recorrido global que completó 21 años, fue testigo de una parte muy importante en la historia de Islas. Y del de la selección puede decirse lo mismo, ya que lo defendió desde juvenil…
Arquero titular del Sub 20 que llegó a la final del Mundial de la categoría en 1983 (en esa instancia Argentina cayó por la mínima diferencia ante Brasil), en la mayor integró el plantel campeón del mundo en México '86, aunque sin jugar, algo que se repitió en otros éxitos del conjunto nacional: la Copa Confederaciones de 1992 y la Copa América de 1993, certámenes en los que estuvo como suplente de Sergio Goycochea. La situación se revirtió en Estados Unidos '94. En esa ocasión, con Islas en la valla y Goyco en el banco, la Argentina del Coco Basile empezó muy bien –triunfos sobre Grecia y Nigeria-, hasta que el caso de doping de Diego Maradona “le cortó las piernas” al capitán, tal cual lo dijo, y paralelamente minó las posibilidades del equipo, que luego de esa circunstancia perdió con Bulgaria en el cierre de la Grupo D y fue eliminado por Rumania en el cruce de octavos de final.
La pasión por el fútbol encontró en la función de entrenador una veta para afrontar el siempre difícil “día después” del retiro. Ha sido colaborador directo de Américo Gallego en Independiente, de Diego Armando Maradona en Dorados de México, y ha tenido experiencias como DT principal, la más reciente (interrumpida abruptamente por la dirigencia) en Sol de América de Paraguay. Islas ahora aguarda alguna propuesta en ese terreno, tan ilusionado como en aquel 1982, cuando apareció en la gran vidriera del fútbol argentino.
Nacimiento: 22 de diciembre de 1965, en Buenos Aires.
Trayectoria como futbolista: Chacarita (1982), Estudiantes de La Plata (1983-1986), Independiente (1986-1988), Logroñés de España (1988-1989), Atlético de Madrid, España (1989-1990), Independiente (1991-1995), Newellºs (1995), Platense (1996), Toluca de México (1996-1997), Huracán (1998-1999), Tigre (1999-2000), León de México (2000-2002), Talleres de Córdoba (2002-2003) e Independiente (2003). En la selección nacional, 30 partidos.