Los nervios por la magnitud del partido quedaron en evidencia temprano: a los cinco minutos Jonathan Bottinelli le había entregado una pelota a Guevgeosian y en el arco contrario Gastón Aguirre tuvo una gentileza similar que Juan Sánchez Sotelo desperdició.
Recién en la segunda parte llegaron los aciertos. A los 8 minutos Milo conectó un centro atrás tras una serie de rebotes y la ventaja le dio confianza al equipo.
La visita, además, jugaba mal y quedó en evidencia cuando quedó con 10 por la expulsión de Gonzalo Escobar. Ahí Arsenal tomó el control del partido, pero sin la profundidad necesaria para liquidarlo.
“¡Tienen 10 Humberto!”, le gritó desesperado un plateista al técnico, dejando en el suelo el maní que rumió todo el partido. “Paciencia, paciencia”, respondió el DT con esa inexplicable familiaridad que solo puede darse en el viaducto.
La espera dio sus frutos y a los 27 Brunetta hizo el segundo y cerró el partido. “Paz, Paciencia y Pelotas” era el lema de Julio Grondona que, en la cancha que lleva su nombre, sonó con fuerza.
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