A mediados de 2014 contó de sus ganas, pero recién en 2015 se dio cuenta que ya era hora de regresar. El club hizo el esfuerzo y Tevez resignó millones de euros para dar la vuelta olímpica con la camiseta de sus amores.
El sueño que parecía imposible se hizo realidad. Cuando a mediados de 2014, fuera del Mundial y en una conferencia de prensa por las obras del predio xeneize en Ezeiza, anunció que le daban ganas de volver, sólo pareció una expresión de deseos que tenía más que ver con su amor por Boca que con una realidad. Ídolo en Juventus, campeón de todo en Italia y con dos años más de contrato, nada hacía suponer que su retorno se anticipara. Sin embargo, con el transcurrir de los meses, aquel contacto inicial de Carlos Tevez con el presidente Daniel Angelici terminó siendo el puntapié inicial, la chispa que encendió la llama para alimentar un fuego que revivió el romance más añorado.
Las continuas decepciones en el orden futbolístico habían llevado a la dirigencia de Boca a mover continuamente el mercado en busca de refuerzos que le permitieran alcanzar la deuda pendiente, la de dar una vuelta olímpica. Pero por una u otra razón, todas las figuras que llegaban al club no terminaban de rendir en el nivel esperado. Había que traer un jugador indiscutido, referente, con las espaldas anchas para soportar toda la presión y que tuviese la capacidad de ponerse el equipo al hombro.
Ante esta situación, el nombre de Juan Román Riquelme recién retirado y enfrentado abiertamente con la dirigencia- seguía siendo el canto de batalla de los hinchas. Pero descartado por su relación de odio con Angelici, el propio Román, en medio de sus tantas críticas al equipo, dio un poco de luz entre tanta oscuridad. "Este equipo de Boca no tiene un jugador que mueva la aguja. La gente ya no canta por un ídolo", dijo Román, y tal vez esa fue la mecha que se necesitaba para que se activara la bomba.
Los dirigentes de Boca comenzaron a acelerar gestiones y el sueño de traer a Tevez comenzó a tomar cuerpo pese a todas las barreras que había por delante. Angelici viajó varias veces a Europa por distintos temas, y siempre intentó juntarse con el Apache, hasta que recibió su guiño en diciembre de 2014, convencido de que era la hora de volver, pese a resignar muchísimo en lo económico. Su amor por Boca pesaba mucho más.
La llegada de Daniel Osvaldo y el buen arranque en la Libertadores 2015 enfriaron un poco el tema, pero una nueva decepción llevó a ir decididamente por Tevez. Angelici viajó a Chile para convencer del todo al jugador estaba con la Selección en la Copa América- y tras su okey por el contrato pasó a negociar con Juventus, que sabiendo que iba a perder a Carlitos buscó la mejor salida.
Algo más de 6 millones de euros, pagados con la mitad del pase de Guido Vadalá, más las opciones de otros tres juveniles (Rodrigo Bentancur, Andrés Cubas y Franco Cristaldo), sellaron el acuerdo. Tevez volvió a Boca superando los límites de las expectativas, llenando la Bombonera con 60 mil hinchas el día de su presentación y dándole luego, en cada partido, esa jerarquía y liderazgo que necesitaba el equipo para llegar al título. El sueño imposible se hizo realidad.