La Joya, hincha del Xeneize de chico, contó el pedido de su amigo y no lo descartó a futuro: "Me encantaría jugar en Argentina".
En medio de su recuperación de una lesión en el tendón semitendinoso izquierdo que sufrió a mediados de marzo en Roma, el jugador de la Selección Argentina Paulo Dybala habló mucho de su vínculo con Boca y reveló: "Paredes me presiona todos los días para ir a jugar".
Dybala, quien hace diez años es una de las figuras de la Serie A, era hincha del Xeneize de chico y por eso los hinchas, al igual que su amigo, se ilusionan con que se ponga la azul y oro. "Por no haber jugado en la Primera de Argentina, lo tengo en mente jugar. Pero no sé si va a pasar. A mí me encantaría jugar en Argentina. Sé que los hinchas de Instituto quieren que esté. Lo pienso en jugar en mi país", contó.
"Yo veo en Instagram, fotos mías de chico, lo de Lea... los hinchas me escriben. Nunca vi un partido de Boca en la Bombonera. Hablamos con Lea y en las vacaciones me pidió que me quede con él para ver a Boca con Benfica, en Miami (Mundial de Clubes), le dije que no sabía. No sé, la puerta para volver a Argentina la dejo abierta, me encantaría", agregó entrevistado por Los Edul.
"Mi viejo era fanático de Boca. Tuvo tres hijos. Los dos más grandes le salieron de River e Independiente. Yo era el más chico y me llevaba a ver a Boca. A los 10 años me fui a Instituto", recordó la Joya, quien además recordó cuando recibió una oferta para jugar en Arabia Saudita.
"Se nombra la cifra, pero cuando la ves escrita en el papel y, que si firmas es tuya, te mueve tantos números. Uno lo analiza, pero después cuando te sentás con tu mujer cambia mucho", reveló. Y aseguró que hubo un avión esperando tres días en Roma para llevarlo a Riad.
"La lesión fue un baldazo de agua fría que ya lo asimilé. Antes de la citación de la Selección, te liquida, uno lo trabaja para que no te tire abajo. Me bajoneó mucho. Pero siempre te bajonea, sea chica o grande".
"Uno lo que más quiere es Selección, nos preparamos para los partidos. Las previas de las convocatorias uno las vive con la tensión de estar. Con el tiempo aprendí a jugar tranquilo, a no pensar si me puede pasar algo o no. Todos estamos con esa espinita si voy a estar o no voy a estar".
"Yo miro mucho mi nivel dentro de la cancha. Sé que miran eso para que uno esté. Pero si uno hace las cosas bien sé que si no estoy es porque hay uno que está mejor".
"Al Mundial de Qatar llegué con lo justo, por una lesión. Pude llegar. Sabiendo del rol que uno cumple, que hay momentos que hay que apoyar desde lo que toque y, si el técnico te llama, estar 100% listo".
"Uno siempre quiere estar en un Mundial. Es la competición más linda. Después de lo que se logró en Qatar, revivirlo en 2026 sería hermoso. No es fácil porque la Selección tiene un abanico de jugadores enorme. Uno por eso siempre tiene que rendir. Voy a hacer todo lo posible para poder estar. Después será decisión del entrenador de llevar los mejores. Tenerlo tan cerca es una motivación para hacer las cosas bien desde la pretemporada que viene".
"No es fácil salir de Juventus, ir a otro equipo de Italia y que desde el primer día la gente te quiera. Ya hace tres años que estoy en la Roma, lo vivo siempre, donde vamos los hinchas son increíbles en todo sentido. Hay un fanatismo muy grande, parecido a Argentina. Conmigo la gente se encariñó mucho. Trato de devolverlo. Te lo puede decir Oriana, por la calle le dan afecto".
"En Instituto tenía 17 años cuando debuté, era todo nuevo para mí, el cariño de los hinchas era increíble. Yo iba a la cancha cuando jugaba en Inferiores. En Italia hace 13 años que estoy, el cariño desde Palermo siempre fue un espectáculo. Ese reconocimiento es una de las cosas más lindas que un deportista puede tener".
"No sé dónde voy a vivir después del fútbol, dependerá de muchas cosas. Me gustaría ser padre. Lo estamos buscando, que agarre. Yo hubiera buscado desde el principio, pero Oriana quiso que nos casemos. Ella viaja mucho, yo también. Pero cuando nos encontramos tratamos de buscar".
"Scaloni es de hablar mucho con el jugador y eso da confianza, el jugador se siente cómodo. Con Darío Franco hablé mucho cuando arranqué, para mí es un plus. Hay otros que hablan menos. Ranieri es más un psicólogo que un entrenador".
"En mi carrera me tocó perder finales de Champions League y de Europa League. Y también me quedó pendiente ascender con Instituto".