Vivió una noche soñada en la Bombonera, donde gritó sus primeros goles con su nueva camiseta. Le dio el triunfo al equipo en el momento más crítico.“Necesitábamos un triunfo así”, dijo el goleador.
GABRIEL FERNANDEZ Era el minuto final del último round. Sonó de fondo la música de la banda de sonidos de la zaga Rocky y, con el ojo hinchado como el protagonista de la película, Ernesto Farías logró ingresar en una de las repisas donde Independiente guarda los capítulos más emocionantes de su historia. Es difícil explicar con palabras la heroica tarde que vivió el plantel dirigido de emergencia por Cristian Díaz, con el Tecla como abanderado de la hazaña. Porque Independiente, a una semana de la renuncia del cuerpo técnico con que empezó el año, eliminado por los suplentes de Belgrano de la Copa Argentina en la quinta derrota al hilo del año, con el club arrodillado por las deudas y la amenaza del promedio para la próxima temporada golpeando a la puerta, logró uno de esos triunfos epopéyicos que además de quedar grabados en las retinas de su pueblo rojo. Y el Tecla Farías le puso su rostro castigado a los billetes con que Independiente empieza a pagarle a su gente los muchos momentos tristes de los últimos tiempos. Es el prócer de la hazaña en la que Independiente ganó su primer partido del torneo (sumó sus primeros puntos) y nada menos que contra Boca, en La Bombonera. Fue un partido de película. De esos que se sueñan, pero que rara vez se dan. Lo ganó el Rojo con tres goles de Farías quien tenía reservado en el argumento una activa participación en el primer gol (1-0), un cabezazo perfecto -con golpe en el ojo incluido- para estirar la ventaja (3-1), otro cabezazo para empatar el partido cuando parecía que otra derrota estaba decretada (4-4) y emboquillada sutil en el quinto minuto de tiempo adicionado (5-4) para desatar la locura en Avellaneda. “Estoy muy feliz, fue un partido hermoso”, dijo el goleador ni bien terminó el partido. Nos propusimos algo y lo cumplimos -agregó- lo importante fue que tuvimos orgullo y nos repusimos contra un rival de la categoría de Boca y en su cancha”. Además, el Tecla contó: “Habíamos hablado mucho entre nosotros. Necesitábamos un triunfo así”. Y, sobre el final, antes de ir a pedirle la pelota a la que se hizo acreedor por los tres goles al árbitro Laverni, recordó: “No es la primera vez que hago tres goles, pero ésta es una de esas ocasiones que no se olvidan jamás”.
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