La eliminación de la Selección Argentina en los octavos de final del Mundial Sub 20, resultado que lejos estuvo de las expectativas, todavía está fresca. Y con ella, la imagen de los jugadores desconsolados. Semanas atrás, Claudio Echeverri, una de las máximas promesas del fútbol argentino, le pidió perdón a la gente luego de perder con Ecuador por el Sudamericano Sub 17, y después de haber reconocido que “la expectativa de la gente me pone presión y a veces me cansa”. El dilema eterno del fútbol: resultado o proyecto. Ahora se extendió hasta los pibes.
“A esa edad uno tiene que disfrutar, no verlo como una presión o una responsabilidad”, reflexiona Jonathan Cañete, quien fuera campeón sudamericano con la Selección Argentina sub 17 en 2013, mano a mano con POPULAR. Integrante de una camada que generó grandes ilusiones por lo exhibido en cancha desde el juego y los resultados: luego de la conquista en el plano Conmebol, fue semifinalista del mundo. Pero varios de ellos no terminaron alcanzado ese umbral de rendimiento esperado.
“Era muy lindo el grupo, muy bueno y había grandes jugadores. La camada 96’ tenía mucho futuro y había muchas expectativas, éramos cuatro de Independiente, la banda de River, eran como seis… así nos fue de bien”, recuerda. Sebastián Driussi, Augusto Batalla, Emanuel Mammana y Fabricio Bustos son quizás los nombres de aquella Selección más cercanos para el hincha.
Jonathan Cañete hizo Inferiores en el Rojo, pero tras un par de pretemporadas con la Primera en las que no logró asentarse se marchó libre a Argentinos Juniors, donde un entrenador decidió no tenerlo en cuenta. Ante esta situación, el correntino rescindió. Tuvo pasos por San Martín de Formosa, Argentino de Quilmes y San Telmo del ascenso argentino, y a principios de 2023 arribó a Bolivia para jugar en Club Atlético Palmaflor, donde lleva seis goles en 15 partidos.
-¿Cómo fue tu experiencia en la Selección?
-Yo hice todo el proceso porque estuve desde la Sub 15. Es una experiencia única, es muy lindo vestir la camiseta de tu país y representarlo, porque dejás de representar a un equipo y jugás por tu país. Son otras emociones. Un sueño cumplido.
-Decías que a esa edad hay que disfrutar la Selección, ¿vos pudiste disfrutarlo o lo sentiste como una responsabilidad?
-Sí, en ese momento no ves la presión, pesa más la emoción de saber que estás haciendo las cosas bien, porque vos sabés cuántos chicos pasan por los clubes y juegan en tu puesto y tienen tu mismo objetivo, pero te eligen a vos. Claro que tenés responsabilidad pero lo disfrutás, se lleva por otro lado.
-Y 10 años después de tu paso, con el auge de las redes sociales y el aumento de la exposición masiva, ¿creés que creció esa presión, sobre todo por el lado de las expectativas de la gente?
-Hablando de esta última Selección, creo que influyó el Mundial que se ganó en diciembre. Eso hace que los chicos quieran hacer lo mismo y ahí sí te toma la presión de poder quedar en la historia. Nosotros no lo veíamos así porque no se salía campeón hace mucho, pero estos chicos jugaban con la Selección recién campeona.
-A tu camada le fue muy bien pero no todos lograron explotar como se imaginaba, ¿por qué pensás que muchas veces los jugadores jóvenes no terminan alcanzando las expectativas de la gente, porque al fin y al cabo no son más que eso, cuando llegan a Primera, y a veces ni siquiera asentarse?
-No hay una fórmula. Algunos dicen que a los chicos hay que llevarlos de a poco y dejarlos adaptarse. Yo creo que si un chico hace un buen Mundial por ejemplo y lo suben a Primera, tienen que darle rodaje porque si no pasan los años y el jugador nunca se adapta. Uno ve que la gente te pide y a vos no te ponen y te frustras. Y así muchos se quedan en el camino. Muchas veces vos ves que estás en un buen nivel y no te dan el espacio porque hay gente grande, de trayectoria.
-¿Sentís que ese fue tu caso?
-Yo estaba en Séptima en Independiente y después del Mundial me subieron a Reserva. Después empecé a alternar con Primera, hice pretemporadas pero me subían y bajaban hasta que quedé libre. En Argentinos hice la pretemporada con Primera pero se recuperó un 9 y me bajaron, estuve un año hasta volver a Primera pero el entrenador me dijo que no me iba a tener en cuenta. Yo me calenté y me fui. Pero hoy lo veo de otra manera.
Desde muy chico que estás con el plantel de Primera y el no saber, el estar en el mismo ruedo con los que tienen trayectoria, te marea un poco. De más grande me fui dando cuenta de que eso me sirvió para hoy estar más maduro y poder mantenerme bien en un nivel bueno en Primera. Yo estoy agradecido a Independiente y Argentinos, más allá de que mi calentura era porque no me tenían en cuenta, pero quizás uno de chico hacía cosas mal y no lo veía, quizás era en parte culpa mía no ser tenido en cuenta y no lo veía.
-Todo esto que relatás seguramente le pasa a tantos otros chicos…
-Es que es complicado, si no lo sabés llevar bien es muy difícil, y si no te dan la continuidad que te tienen que dar es difícil mantenerse, hay varios que por ahí por eso no se mantienen o no logran explotar como se pensaba. Hoy me toca ver a otros chicos que por ahí no están haciendo las cosas bien, que cometen los errores que cometí yo, y de esos errores que yo tuve puedo ir y aconsejarlos, decirles que por ese camino no vayan, que vengan por este.
-¿Y cómo fue pasar del mundo gigante de Independiente y después Argentinos al fútbol de ascenso?
-Es difícil adaptarse al ascenso pero lo importante era agarrar ritmo entonces no te das cuenta si bajás de categoría, uno lo que más quiere es jugar y pegar el salto para arriba. Lo tomé de esa manera y se me hizo más fácil.
-¿Cómo se dio tu llegada al fútbol boliviano? ¿Cómo es vivir y jugar allá para un argentino?
-Tuve un año bueno en San Telmo en la B Nacional y me venía siguiendo un técnico argentino (Claudio Daniel Brizuela) que le gustaba y me llamó para ir a Palmaflor.
La vida es buena, se puede bien, tranquilo. Y el fútbol es lento pero es muy competitivo, aunque falta profesionalismo en el tema VAR, réferis… hay muchas fallas, muchos errores, si se acomoda va a cambiar todo. En los partidos se para mucho, no es tan continuo, quizás están 10 minutos y no toman una decisión. También las diferentes condiciones en la misma liga: tenés canchas en el llano y en la altura, a veces jugás en algunos lugares con 40 grados de calor.
-¿Te quedaste con ganas de una revancha en Independiente, o en el fútbol argentino?
-Hoy estoy enfocado en Palmaflor y quiero seguir progresando futbolísticamente pero sí, quiero revancha en el fútbol argentino, siempre están las ganas de volver. Siento que estoy mucho más maduro en todo sentido y estoy preparado para jugar, sobre todo mentalmente, porque tenés que estar muy fuerte mentalmente para adaptarte.
-¿Y seguís el fútbol argentino?
- Sí, sigo mucho la liga argentina. Y tiro para Independiente, obvio, je. Por todo lo que me dio, por ayudarme a crecer en el fútbol, fueron 10 años de aprendizaje y tengo hambre de revancha, de volver. Estoy al tanto de lo que pasa en el club y me choca, me pone mal, pero Independiente es grande y va a salir de esto. Tiene que solucionarlo y ponerse bien económicamente, tiene que agarrar una persona que sepa manejar bien el club.
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