Llegó en silencio a San Lorenzo y se ganó el lugar de arquero más importante de la historia del club por atajadas consagratorias y decisivas. “Orgulloso de ser parte de este grupo”, dijo el salvador del pase de ronda en la Copa.

Tal vez Sebastián Torrico no será recordado técnicamente como el mejor arquero en la historia de San Lorenzo, pero sí como el más importante. Como el que dejó estampadas en la memoria de los cuervos atajadas e intervenciones milagrosas e inolvidables. Como el que está ligado a acontecimientos que al Ciclón le sirvieron no solamente para ganar partidos sino que también títulos.

Después de la actuación ante Banfield, TorriDios (como lo bautizaron los hinchas) se mostró agradecido en las redes sociales "a todos por los lindos mensajes. Orgulloso de ser parte de este gran grupo!".

"Era injusto si no pasábamos, porque los muchachos habían hecho un gran partido. Y me tocó a mí la última. Pero el esfuerzo fue de todos por igual", señaló el Santo de los Penales Atajados. Y dejó una frase como expresión de deseos: "Uno siempre sueña con la selección. Pero el Patón Bauza es quien elige".

Su llegada a San Lorenzo se produjo de una manera fortuita, casi sin proponérselo y siendo suplente de Godoy Cruz, cuando en abril de 2013 Pablo Migliore cayó preso por encubrimiento agravado. De todas formas, en su etapa inicial en el club de Boedo al Cóndor le tocó ser suplente de Matías Ibáñez. No obstante, con mucho trabajo y dedicación, Torrico se fue ganando el puesto bajo los tres palos del arco azulgrana y su imagen quedó asociada a momentos que marcaron el destino de San Lorenzo.

Sus primeras grandes intervenciones fueron en la Copa Argentina de ese año (el CASLA llegó a la final con Arsenal), en ocasión de atajar dos penales en la definición ante Deportivo Morón en octavos de final y otro en la semifinal contra Estudiantes de Caseros. En la obtención del torneo Inicial 2013 Torrico protagonizó dos atajadas memorables: el penal que le desvió a Chiqui Pérez (San Lorenzo 1 - Boca 0) y el providencial manotazo que le pegó a la pelota en la jugada que cerró el partido ante Vélez, tras un remate frente al arco de Agustín Allione que selló el empate a cero y la conquista del título para el Ciclón.


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La obtención de ese título, habilitó a San Lorenzo a jugar la Copa Libertadores del año siguiente. En la cual el arquero se destacó, especialmente, en la definición desde el punto penal ante Gremio (en octavos de final) interponiendo con firmeza sus manos en los disparos de Hernán Barcos y Maximiliano Rodríguez para que su equipo siguiera adelante. Además, ese año el mendocino de Luján de Cuyo festejó la conquista de América siendo elegido el mejor arquero del certamen.

Y como hacía mucho tiempo que no sobresalía, San Torrico volvió a decir presente el martes en una situación límite para su equipo que si bien le ganaba 4 a 1 a Banfield, un gol más del Taladro hubiera significado la eliminación de la Copa Sudamericana; atajándole un penal a Santiago Silva a dos minutos de la finalización del encuentro, poniendo a buen resguardo la clasificación de los azulgrana a cuartos de final.El Cóndor Torrico ya se aseguró un capítulo destacado en la historia de San Lorenzo. Y va más.