El seguimiento de Juan Román Riquelme fue clave para Boca en los últimos dos partidos. Tal como lo había hecho en Bolivia por Copa Libertadores, el vicepresidente del Xeneize acompañó al equipo en la cancha de Lanús y vivió la semifinal de una manera muy especial junto a sus compañeros del Consejo de Fútbol.
Como es de costumbre la postal, Román llegó al palco abrazado a su termo y con mate en mano. Las cámaras de la transmisión del partido lo captaron varias veces comentando situaciones del juego y señalando detalles al Negro ibarra, con quien compartió ubicación.
En la tanda de penales ya no mostró tanta tranquilidad como en los noventa minutos reglamentarios. Dejó su equipo de mate a un costado, se cruzó de brazos y los observó con tensión.
Esos momentos de nervios se convirtieron en festejo y desahogo cuando Alan Varela convirtió el tanto definitivo y le dio a Boca la clasificación a la final. Junto a Ibarra, Martín Andrizzi y el Chipi Barijho, entre otros, Juan Román Riquelme se fundió en un abrazo de satisfacción.
Tranquilo de a ratos, fastidioso por otros y con una sonrisa al final, vivió Román un nuevo pasaje del club de Brandsen 805 a la definición de un torneo, como había sucedido en la Copa Argentina del año pasado. El Xeneize está a un paso y Román acompaña.
Los futbolistas de Boca también se desahogaron dentro del vestuario tras el triunfo ante la Academia.
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