Con un gol del uruguayo, que reemplazó al lesionado Gago, y los reflejos de su arquero ante dos cabezazos de Alario, el Xeneize se impuso 1-0 ante River en el Monumental y recuperó la cima de la tabla.
Ganó el partido que tenía que ganar. Y lo ganó como debía: con autoridad, con precisión, con contundencia, con guapeza para jugar. Boca ganó un Superclásico que bien puede valer un título, porque quedó como único líder, dos puntos por encima de San Lorenzo, y con el envión anímico que significa haber vencido a River en el primer cruce luego de la suspensión por gas pimienta en la Copa Libertadores.
River no hizo pie en ese primer tiempo. Y apeló al foul sistemático para detener los ataques de su rival. A tal punto que Gallardo decidió reemplazar a Leonardo Ponzio, quien ya amonestado cometió una infracción que bien pudo valerle la segunda amarilla.
Endeble en defensa, el Millonario debió agradecer irse al descanso por un gol: Boca tuvo un contraataque clarito para ponerse 2-0, desperdiciado por Meli. Apenas un frentazo de Alario, anulado por Orion, fue el aislado signo vital del Millonario en esa etapa.
En la segunda etapa, el local contó con el dominio territorial. Presionó mejor. Pero salvo por un cabezazo de Alario, no generó situaciones claras. Boca se agrupó bien y el tiempo pasó. Como pasó, para Boca, la derrota contra San Lorenzo. Ahora, otra vez, es puntero del Campeonato de Primera División 2015. Y tras una alegría Monumental...
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