Su hermana Noemí falleció en el atentado y ella decidió "cargar la mochila" para pedir Justicia. Critica a los gobiernos y considera: "La causa no avanza"

Cuando explotó la bomba en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en la mañana del lunes 18 de julio de 1994, Adriana Reisfeld estaba en su clase de inglés. A la salida, iba a continuar con una jornada en la que comenzaban las vacaciones de invierno escolares. Había hecho planes. Pero un llamado lo cambió todo y generó una ruptura en su línea de tiempo.

“Me llamó una tía, la hermana de mi papá, y me dijo 'volaron la AMIA, en donde estaba Noemí'”, dice a POPULAR Reisfeld. La desesperación se combinó con la duda de no saber en dónde estaba su hermana. Llamó a su esposo y empezaron la búsqueda sobre la calle Pasteur. Fueron al Hospital de Clínicas. Subieron decenas de escaleras. Entraron a quirófanos. “Era todo un caos”, recuerda.

Es que Noemí ese día no debería haber estado allí. Para ese lunes decidió hacer un cambio de guardia con una compañera que no podía ir a la sede de la mutual. Ella solo estaba en el edificio los miércoles. “Por eso, nosotros no sabíamos dónde estaba. Si había ido a asistir a una persona en una casa, si estaba en la calle, porque asistía a personas de la tercera edad. No sabíamos dónde estaba”, cuenta.

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Adriana no toma respiro al hablar. Intenta sintetizar todos los sentimientos en las respuestas y sin olvidar detalles. Recuerda instantes, nombres, dolores, ruidos, espacios… En el escritorio de su oficina del barrio porteño de Colegiales en donde recibe a este medio tiene una foto de Noemí que la observa y, a la vez, le da fuerzas. “El Estado no hizo lo que debía, que era proveernos y darnos justicia a los familiares”, critica a 25 años del atentado.

POPULAR: ¿Supieron qué estaba haciendo Norma en el momento del ataque?

Adriana Reisfeld: Ella estaba con Norma Lew, que tenía 20 años, en una oficina vidriada planificando el día y en un momento pasa Agustín, el hijo de Norma, y las saluda. Ahí ellas sintieron el estruendo, la implosión. Noemí le dijo tirémonos por la ventana. Y Norma dijo “no, vayamos para adentro”. Y ahí se cayó todo. Ella, que estaba gravísima, nos mandó a decir que busquemos a Noemí porque estaba con ella.

P: Hasta la fecha hay críticas que se mantienen, como el operativo realizado para el rescate.

AR: El acta de la morgue dice que ella murió por aplastamiento. Así que es probable que no haya muerto por la bomba, sino después, por los escombros y, sobre todo, por la mala manera que tuvieron de llevar a cabo el operativo los rescatistas, por no tener información. Porque después de haber tenido un atentado dos años antes [en la Embajada de Israel], no se informaron cómo debía ser. Y volvieron a repetir lo de poner una grúa arriba, poner a cientos de personas… mucha gente apareció muerta por aplastamiento.

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P: Aquél día se habilitaron camas en los hospitales y en el de Clínicas se cancelaron todos los turnos para atender a sobrevivientes.

AR: Recorrimos el Clínicas. Subimos y bajamos por escalera. Yo estaba con una hernia de disco. Ni me di cuenta. Subí y bajé. Entramos en los quirófanos. Había un rabino que nos ayudó a buscar a mi hermana. Recorrimos todos los hospitales cercanos. Fuimos a la morgue. Fue una semana terrible ahí porque también estaba mi mamá, eran las dos nenas de mi hermana, eran mis tres hijos… fue muy difícil.

P: ¿Cómo trataban la noticia con las hijas?

AR: Fue muy difícil. Las hijas quedaron viviendo con el papá, pero mi mamá y yo nos hicimos cargo de casi todo, acompañamos en todo. Pero bueno, fueron pasando los años y fueron creciendo las dos. Una vive en un pueblo bastante hippie de Córdoba, y otra en Londres.

P: Y vos también tuviste que salir adelante.

AR: Terapia muchos años. Cinco días a la semana. No había otra. Alguien tenía que estar bien en la familia. Entonces, cargué la mochila.

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P: ¿Y cómo se siguió después? porque vinieron los pedidos de Justicia, los cambios en la causa, los diferentes nombres...

AR: Y de ahí en más comenzó un derrotero de problemas… En primera instancia éramos todos los familiares juntos reclamando para que el Estado se haga cargo de darnos justicia y para recordar. Nunca pensamos que nosotros íbamos a tener que hacernos cargo. Porque la realidad es ésa, el Estado nunca nos proveyó como tenía que ser, que era buscar a los responsables y darnos justicia a los familiares. Desde el año 1997 tenemos una querella independiente. Cuando vimos que tampoco nos representaban AMIA y DAIA y todos los familiares, nosotros nos integramos a Memoria Activa –organización que actualmente preside-.

P: A 25 años ¿la causa avanza?

AR: No, la causa no avanza. Lo único que hubo en el ínterin fueron dos juicios. Uno, de 2001 a 2004, el juicio a [Carlos Alberto] Telleldín y los policías. En la mitad del juicio se descubrió que le habían pagado a Telleldín US$400.000 para que culpe a los policías, y los policías tenían que ver con un montón de causas de delitos económicos, pero nada que ver con el atentado. Echaron a los fiscales y [el juez Juan José] Galeano fue destituido. Los jueces pidieron que se haga un nuevo juicio contra el encubrimiento, que ahí entraban Galeano, los fiscales, [Carlos] Menem, [el excomisario Jorge Alberto] Palacios

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P: Y es una causa que tiene lazos internacionales. Hoy el Gobierno firmó un decreto para nombrar al grupo Hezbollah como organización terrorista.

AR: Nosotros presumimos que Hezbollah es el autor intelectual del atentado a la AMIA. Pero no hay elementos probatorios todavía. Por la mala investigación que hizo Galeano, la que continuó después el fiscal [Natalio Alberto] Nisman, que no hizo nada en diez años. Este decreto es querer tirarles unas migajas a los familiares para que tengan algo, como pasó siempre todos los 18 de julio. Esto no es justicia, lejos está de ser justicia. Aparte, Hezbollah en la Argentina no tiene capitales. El decreto dice que se le embargaría, pero acá no van a venir a poner plata. Acá vinieron a poner una bomba, y es muy posible que sean ellos, pero no está demostrado, lamentablemente.

P: ¿Los distintos gobiernos utilizaron la causa AMIA como una herramienta política?

AR: Y sí, en algunos momentos sí, por supuesto. No han hecho nada. Entre que terminó en 2004 un juicio y empezó el otro, fíjate cuántos años pasaron. Nosotros estuvimos permanentemente pidieron que empiece.

P: ¿Te hace sentir frustrada?

AR: No me dan ganas de largar todo, no. Pero uno está frustrada permanentemente. Aparecen cosas como el juicio en ausencia y eso no se nos consultó. No se convocaron a los familiares que somos los principales involucrados en el pedido de justicia. No nos llamaron a hacer ninguna consulta.

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