Las bebidas azucaradas ya se establecieron entre las preferencias de los consumidores argentinos y los especialistas alertan que su elevado consumo puede promover un aumento de peso y derivar en obesidad, así como también favorecer la diabetes.
El perjudicial grupo que comandan las gaseosas de sabor “cola” incluye también a otras bebidas carbonatadas, jugos frutales artificiales y también los energizantes. Para colmo, son habitualmente elegidos como acompañantes de comida chatarra, lo que remata un combo negativo para la salud.
Por todo esto, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaron reducir la ingesta de este tipo de bebidas ya que “el incremento de su consumo está asociado con el aumento de peso y la obesidad en los niños” e incluso es “el factor principal”.
Del mismo modo, el Ministerio de Salud de la Nación recomendó en su Guía Alimentaria “limitar el consumo de bebidas azucaradas”, como uno de los diez mensajes principales para una alimentación más saludable.
Según especialistas, una bebida azucarada es “aquella que está endulzada por agregado de sacarosa, glucosa o jarabe de maíz alto en fructosa”. Además de resultar tóxica para el organismo, puede desarrollar un potencial adictivo.
“El principal problema que traen es que predisponen a la obesidad, que lleva a un mayor riesgo cardiovascular, y también predispone a la diabetes de tipo 2”, explicó en diálogo con DIARIO POPULAR Zulema Stolarza, ex presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición y actual jefa del Servicio de Nutrición y Diabetes en el Hospital César Milstein (ex Francés).
En ese sentido, confió que “la obesidad fue aumentando año a año”, a tal punto que varios estudios ubican a la Argentina como el país con más hombres adultos obesos, alcanzando el 26,7%. También advirtió que “el 10% de los argentinos padecen diabetes: es un número alto y es peor porque la mitad de ellos no sabe que tiene la enfermedad”.
A su vez, la médica nutricionista advirtió que cada vez son más los jóvenes que se ven afectados por este problema: “Vemos chicos y adolescentes que consumen muchas bebidas azucaradas y mucha grasa, que aumentan de peso y terminan con diabetes de tipo 2 o con mayor riesgo cardiovascular. Además de las caries, que en perspectiva resulta ser un problema menor”.
Si bien señaló que “antes no aparecía”, reconoció que “hoy se da” y al analizar los motivos indicó: “Los chicos consumen más este tipo de productos y también tienen comportamientos más sedentarios. Entonces, al hacer menos deporte aumentan más de peso”.
Por otra parte, Stolarza detalló que estas bebidas “tienen un alto poder adictivo” a causa de la ingesta de azúcar y en algunos casos cafeína, por lo que insistió en la importancia de “educar a la gente” para que deje de consumir o lo haga de manera responsable.
En cuanto a lo nutricional, consideró que aportan “calorías vacías”, es decir que “sólo engorda, no aporta vitaminas o nutrientes al organismo”. Y graficó: “Por ejemplo, los cereales tienen muchas calorías, pero también muchos nutrientes. A igual cantidad de calorías, resulta mucho más sano”.
Esta situación también es definida por la OMS, entidad que postula que “pueden no proporcionar la misma sensación de plenitud que ofrece el alimento sólido y, como resultado, puede aumentar el consumo total de energía, lo que a su vez puede llevar a un aumento malsano de peso”.
La jefa médica del hospital César Milstein precisó entonces que “no se recomiendan bebidas con azúcar en ninguna cantidad” y resaltó: “El mayor problema es que no se consume la cantidad de verduras necesaria. Se come sólo 200 gramos por día, cuando debería ser el doble.Lo mismo pasa con las legumbres”.
“Son hábitos que uno tiene que tratar de cambiar en la población. Por eso siempre hablamos de eso, de crear alternativas más saludables. Lo tenemos que incentivar”, concluyó.
Para la Organización Mundial de la Salud, “en muchas partes del mundo -como la Argentina- hay un elevado consumo de bebidas azucaradas, hecho indicativo de una dieta de poca calidad”, un hecho que repercute en toda la población y preocupa principalmente en los más pequeños.
Según ese organismo, en nuestro país el 9,9% de los niños de menos de 5 años padecen obesidad infantil, ubicándose en el primer lugar entre los países de la región.
“Los niños obesos o con sobrepeso tienen un mayor riesgo de padecer problemas de salud graves, como diabetes de tipo 2, hipertensión arterial, asma y otros problemas respiratorios, trastornos del sueño y hepatopatías”, advirtieron desde la OMS.
Al mismo tiempo, indicaron que también “pueden sufrir efectos psicológicos, como baja autoestima, depresión y aislamiento social” y derivar en “enfermedades no transmisibles, muerte prematura y discapacidad en la edad adulta”.
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