Están cada vez más informados. Son cada día más exigentes. Les gusta tomar sus propias decisiones. Si quieren algo, no paran hasta conseguirlo. Por todas estas características, los chicos (sobre todo los de familias de poder adquisitivo medio y alto) son uno de los objetivos preferidos de la publicidad y el marketing. Y como el público infantil es tal vez más vulnerable a las presiones publicitarias, quiero ofrecerles algunas sugerencias para que nuestros niños no caigan en el sobreconsumo. Enseñe a sus hijos a consumir racionalmente. Incítelos a reflexionar para evitar el afán por lo superfluo (¿realmente te hace falta?), el interés por lo efímero (¿cuánto creés que te va a durar?) o la pasión por las marcas (¿vale la pena pagar una diferencia de precio tan grande?). Serán menos vulnerables a las presiones publicitarias. Procure que sus hijos vean la menor cantidad posible de publicidad en televisión y explíqueles que la publicidad ofrece una panorámica muy limitada del mercado. Por ejemplo, en la publicidad de juguetes, sólo cuatro o cinco marcas acaparan el ochenta por ciento de los anuncios que se emiten. A la hora de decidir qué comprar promueva que los chicos puedan ampliar sus opciones de elección. Así, en la compra de juguetes, podemos visitar negocios especializados donde encontraremos decenas de productos originales y atractivos que nunca han salido en televisión. También procure evitar que la publicidad (los anuncios en la tele, los catálogos) se convierta en su única fuente de información. Además, recuerde que los juguetes deben “servir para jugar”. Es preferible evitar aquellos, tal vez más llamativos en un primer momento, pero con escasas posibilidades de juego. En los catálogos, preste atención a los precios “gancho” de algunos artículos. Además, hay que recordar que la publicidad tiene carácter contractual, por lo que las ofertas que aparecen en estos folletos son exigibles. Con respecto a los videojuegos, tenga en cuenta que existen diferentes equipos para jugarlos: la computadora y las distintas consolas de juegos. Antes de elegir qué equipo usar, tenga en cuenta el costo que le demandará cada una de las opciones: el precio de los juegos es distinto según sean para PC o para consola. Estudie, también, el costo de los distintos accesorios que necesitará. A la hora de comprar un juego, verifique si su equipo cumple con las necesidades técnicas mínimas requeridas para que el juego funcione correctamente. Evalúe, antes de adquirirlo, las posibilidades reales de juego del que va a comprar: ¿Es divertido?, ¿su dificultad está al nivel de la edad del niño o niña al que va destinado? Tenga en cuenta que hay factores que encarecen el precio del videojuego, como el caso de aquellos relacionados con películas de estreno, o con marcas conocidas (de juguetes, por ejemplo), sin que esto suponga una mayor calidad. Cuando planifique sus ratos de ocio, piense en el gran número de actividades que son gratis: paseos, excursiones, algunos museos. Aproveche, en espectáculos y visitas culturales, los descuentos que suelen ofrecerse. Infórmese de las actividades y talleres que organice su municipio o el gobierno; suelen ser gratuitos o muy baratos. En el caso de las actividades extraescolares, estudie si realmente son convenientes para el niño antes de inscribirlo. Hay que evitar cargar en exceso su jornada o fomentarle cursos no idóneos para su edad o aptitudes. Con respecto a la ropa y el calzado, las segundas marcas pueden ser una buena opción. Si una remera de marca oscila entre los 100 a 200 pesos, si no es de marca puede costar 70 pesos o incluso menos.
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