El derecho del consumidor muchas veces se asimila a los conflictos de "pequeños montos" o a la posibilidad que tienen los ciudadanos de reclamar ante fallas de los proveedores ante fallas puntuales o publicidades engañosas.
Pero en realidad su mayor protagonismo debería ser en regulaciones preventivas del consumo excesivo. O en la carencia más denigrante (muchas veces conectados) Por ejemplo en evitar los perjuicios de la "moda" que son cuantiosos y se pueden deducir fácilmente de la inconveniencia de impulsar a las personas a consumir productos o servicios, por factores que no tienen que ver con su necesidad o placer, sino con el imperio de una "tendencia".
También dejan marginados a quienes no tienen la posibilidad económica de acceder a esos prototipos. Pero los inconvenientes son mucho pero cuando se trata de la salud.
Graves perjuicios sanitarios como la "bulimia y anorexia" tienen un marcado origen en el absurdo designio de moda que las modelos (y por tanto la tendencia del resto de mujeres) deben ser de "extrema delgadez".
Promover ese modelo de belleza es una absoluta irresponsabilidad de las empresas, las agencias publicitarias, los medios de comunicación y las agencias de modelo, porque su mensaje cala hondo en toda la comunidad, pero sobre todo en las adolescentes que toman ese mandato a pié juntillas, sin el margen de discernimiento del mundo adulto, y prueba de ello es el escandaloso aumento de los casos graves de trastornos alimentarios en la adolescencia, que llevaron incluso a la sanción de leyes especificas para tratar de combatir con la regulación de talles, esta tremenda situación
En los últimos años, también, se hicieron famosas distintas intervenciones quirúrgicas destinadas a embellecer o a quitar peso a muchas mujeres y también a algunos hombres.
A través de implantes de siliconas, aplicaciones de botox o de colágeno y lipoaspiraciones, por mencionar sólo algunas de las prácticas más conocidas, se buscan pechos más grandes, un rostro sin arrugas, labios más carnosos, piernas más delgadas y sin celulitis, etcétera.
Los riesgos de este tipo de intervenciones son conocidos. Sin embargo, no son tan conocidas las consecuencias para la salud de algunas vestimentas y accesorios que parecen inofensivos pero no lo son. Tacos muy altos, carteras pesadas y prendas apretadas son algunas de las amenazas que enfrenta la salud femenina.
En los últimos años tanto las plataformas como los tacos vienen altísimos. Es lo que marca la moda. Son distinguidos y elegantes pero tal vez no sea la mejor opción para nuestro cuerpo.
Cada vez es más frecuente ver a mujeres con tacos que rondan los diez centímetros como si nada. Cada vez quieren estar más altas y estilizar la figura. Pero todo esto repercute en algún lugar del organismo.
Los especialistas en ortopedia y traumatología señalan que los tacos altos provocan que los músculos flexores de las piernas (gemelos con su tendón de Aquiles e isquiotibiales) se acorten, lo que provoca dificultades para realizar ejercicios de elongación.
Otra consecuencia es en la columna. Utilizar plataformas con tacos puede provocar lumbalgias frecuentes. Otro problema es el de los pies: es común observar severos "juanetes" en mujeres que utilizan este tipo de calzado, aunque los profesionales subrayan que en este caso manda la genética.
Usar ropa muy apretada, por ejemplo un jean "chupín", puede ser mucho más perjudicial de lo que pensamos. Especialmente cuando se pasa bastante tiempo sentado, la prenda interfiere en el drenaje linfático y venoso y puede causar celulitis o irritaciones, advierten los especialistas.
La ropa apretada también puede generar reacciones inflamatorias o alérgicas, dependiendo del tipo de tejido.
Las carteras XL son ideales porque se las puede cargar con todo lo que a una mujer se le ocurra. Aunque hay un pequeño detalle: los kilos de peso que deberá llevar esa mujer durante toda la jornada.
Los médicos subrayan que cargar estos súper bolsos puede agravar problemas de columna y provocar tendinitis de hombro.
También hay que tener cuidado con el alisado permanente. Muchas mujeres sueñan con tener el pelo lacio y para eso acuden a este tratamiento. Pero si no se aplica adecuadamente o con productos habilitados, puede provocar desde caída del pelo hasta cuadros alérgicos o irritación ocular, entre otras afecciones.
Podría mencionar otros productos que pueden llegar a dañarnos la salud, como los anteojos de sol que no nos protegen del sol, por citar uno. Pero creo que los ejemplos referidos bastan para plantear una reflexión.
En esta columna siempre hablamos de cláusulas abusivas, de empresas que incumplen sus obligaciones y de consumidores que demandan a esas empresas. Pero el concepto de consumo es mucho más amplio y admite distintos enfoques.