La mujer vive en una casa de la calle 78, y el día de la tormenta su esposo salió para ir a socorrer a sus padres, que viven a unas cuadras.
Díaz (31) primero rescató a su madre, Marcelina Castro, cuando el agua subía incesantemente, y la llevó hasta su vivienda. Tras socorrer a su madre, Díaz fue en busca de su papá, quien había quedado en la casa que ya a esa altura tenía mucha agua en su interior. Díaz fue nuevamente hasta la casa situada en 31, entre 58 y 59, pero el agua hacía casi imposible regresar allí.
Cabello esperó a su marido durante toda la noche despierta, pero éste no se comunicó en ningún momento y por eso se preocupó cuando a la mañana tomó magnitud de lo sucedido.
"Lo esperé toda la noche. Hablé con el padre y cuando supe que Javier nunca había llegado me desesperé. A la mañana salí a buscarlo por todos lados. Me fui para el lado de la vías, que era el lugar por donde él se había ido, y en ese momento me di cuenta, no se por qué, que se había caído y golpeado en un pozo que crucé", recordó la mujer.
Cabello indicó que una vecina le avisó que habían encontrado un cuerpo de una persona fallecida y sintió que era su marido, lo que confirmó al reconocerlo.
"Ni bien le vi las zapatillas lo reconocí. Y me puse a gritarle y a insultarlo, como loca, llorando y preguntándole por qué me había dejado sola, por qué se había ido", explicó.
Cuando
se enteró de que estaba embarazada reconoció que sintió ganas de no estar en
ese estado, ya que aún está amamantando a Benjamín, el menor de los hijos, pero
luego agregó que ahora ve las cosas "de otra manera".
"Siento de alguna manera que este hijo es lo último que me queda de él y lo quiero tener, lo necesito", argumentó.
Giselle
Cabello perdió a su marido, Javier Díaz, en la inundación que afectó a La
Plata. En medio de su angustia, se enteró de que está embarazada de tres meses.
"Este hijo es lo último que me queda de él, lo necesito", reiteró Giselle, quien concluyó: "Mi marido murió sin saber que iba a tener otro hijo".