Estas chicas tienen entre 2 y 12 años y en muchos casos son sometidas a tratamientos estéticos para verse espléndidas pero con un aire arti cial que les hace perder autenticidad. Vestidos de esta ajustados, medias de colores y con estampados, zapatos de tacón, joyas, tiaras, sostenes armados y litros de spray para el pelo son algunas de las cosas que padecen estas jovencitas durante las largas sesiones de vestuario peinado y maquillaje para los concursos de belleza, que comúnmente se realizan en algunas partes de Estados Unidos, Dinamarca, Alemania y Reino Unido.
En ArgentinaDe hecho en Argentina existen algunos concursos de belleza en agencias de modelos, donde buscan niñas pequeñas para publicitar ropa de moda para chicos, o que pretenden vestir a los niños como adultos.
Asimismo, este atropello a la infancia y la presión por verse maravillosamente bien “lookeadas” y ganar dinero o ropa o accesorios en un concurso de la materia está reflejado en el programa televisivo de un conocido canal de documentales “Princesitas”, donde madres obsesivas exponen a sus hijas a largas horas de preparación , donde les exigen a cantar, actuar y bailar con tacones y trajes incómodos, a veces no aptos para un niño.
Otra tira, Toddlers and tiaras, también refleja el sufrimiento e inhibición que sufren las chicas antes de salir a escena con sus peinado rebuscados o sus maquillajes alérgicos, en algunos casos, para las más pequeñas. Muchas, las que son más pequeñas, compiten en pañales, y van con sus mamaderas a cuestas des lando en concursos esperando que sus madres y jurados les den un aplauso.
La mayoría de los padres que llevan a sus hijas a estos concursos y presionan para que sean las más lindas y mejores se debe muchas veces a sus propias frustraciones personales de no haberse destacado ellos de niños, entonces le exigen a las nenas ser la princesa o la reina del desfile porque en el pasado a sus mamás no se les dio o se les truncó el sueño.
La pionera de ser una top model joven en el mundo fue la actriz Brooke Shields, quien comenzó a los 11 meses como modelo gráfica en una publicidad de una marca de bronceadores, ya los 7 años fue elegida miss USA en un concurso de belleza juvenil, además de salir en una tapa de una famosa revista de la época de los setenta, lo que motivó un escándalo.
Aquí en Argentina quien comenzó su rodaje siendo una precoz belleza fue Nicole Neumann, quien
los once años modelaba como una adolescente quinceañera e integró el sta de Dotto Models con chicas que eran mucho mayores que ella. Como admiraba a Linda Evangelista, la entonces niña Nicole comenzó a asistir a los castings para probar suerte en el modelaje. Y logró ser una estrella, aunque con el tiempo, la presión por forjar una carrera frondosa le trajo conflictos con su madre y su hermana.
Actualmente, con diez años, Thylane Léna-Rose Blondeau es una pequeña top que salió en la tapa de “Vogue” París y es la la pequeña es hija de la diseñadora Véronika Loubry y del ex futbolista Patrick Blondeau. Su extremada delgadez encendió otra alarma en el mundo, como la anorexia infantil, un tema delicado cuando las jóvenes niñas aún no desarrolladas experimentan trastornos alimenticios porque para ellas verse delgada es ser linda.
Tips:Si la niña o la pre adolescente experimenta comportamientos atípicos y es una víctima de los estereotipos que proponen algunos iseñadores o revistas de moda, tratar de convencerlas que la belleza natural de uno mismo es la mejor.
No presionar: las chicas pequeñas pueden ser coquetas como un juego, pero nunca presionadas a ser la mejor o las más lindas, ya que la niña, así como los varones en el fútbol, siente como que no ser elegida en un concurso de belleza o que los demás no le digan piropos en el cole o el club es una gran frustración.
Dejar serNo obligar a las niñas a usar la ropa de adultos si ellas no quieren. En la primer medida en que se sientan incómodas, no deben usar más esas prendas, ya que podrían ser objeto de burlas y bullying en la escuela, club o entorno escolar.
¿Poner límites?Dejar que los niños quieran vestirse como quieran, siempre con los límites adecuados para su edad y estilo. Comprar la ropa con ellos y al gusto de ellos, no al gusto de los padres.
Lo que no hay que hacerEn la medida de lo posible, no dialogar delante de las niñas sobre dietas, bulimia o anorexia, tratamientos estéticos y afines, ya que las más grandes creen que es necesario cumplir esos requisitos para ser linda.
Little Miss SunshineEn Argentina, las nenas “muñecas” generalmente se ubican entre las clases sociales más altas, ya que algunos padres incentivan a sus hijas a asistir a la esteticista desde chicas, hacerse sesiones de peluquería y arreglarse las uñas como si fuesen modelos de verdad.
Hace algunos años, en variados shoppings y centros comerciales se instalaron algunos “beauty shops”, es decir, locales de belleza donde de manera gratuita las niñas se anotan en concursos de estilo, desfiles y pasan horas y horas maquillándose, y siendo arregladas por estilistas profesionales.
En algunas agencias de modelos buscan chicas de 4 a 12 años para desfiles y si sus padres son obsesivos por los logros que no pudieron tener en su juventud, suelen presionar a veces involuntariamente a las niñas para que sean seleccionadas y triunfen en la pasarela.
De hecho, algunas marcas de ropa para niños ya promocionan perfumes con brillos para el cabello, zapatos de tacón alto con colores llamativos y calzas tipo medias panties con colores sugerentes para que las niñas vistan como sus madres, justamente por el consumismo generado por las películas y series estadounidenses que fomentan esta moda y porque en el colegio las “divinas” cada vez se marcan más y muchas chicas se sienten discriminadas por no estar “a la moda”.
Pero en el cine siempre hay excepciones y esto se ve reflejado en Hollywood, con la multipremiada película Little Miss Sunshine. Sheryl Hoover (Toni Collette) es la agotada madre de una niña de 7 años, Olive (Abigail Breslin), que es informada para el concurso de belleza “Little Miss Sunshine”. Cuando falta poco para que llegue el turno de Olive reconoce que esevidente que sería humillada por ser sencilla y para prevenir que hieran sus sentimientos, su madre insiste en que “la dejen ser Olive”, y habla con ella diciendo que decida o no hacer su baile estarán orgullosos de ella pero la niña decide salir al escenario a llevar a cabo la feliz rutina de baile.