En lo que va de la gestión actual, hubo 22 desmonoramientos, entre los que se cuentan el del gimnasio "Orión", de Villa Urquiza, y la caída de un edificio entero en la calle Bartolomé Mitre al 1200. Tras el episodio en el club Albariño, diversos organismos exigieron mayores controles para evitar nuevos siniestros.
La Ciudad de Buenos Aires se vio afectada en los últimos años por graves derrumbes como el del gimnasio del barrio porteño de Villa Urquiza, en agosto de 2010, y la caída de un edificio entero en la calle Batolomé Mitre al 1200, en noviembre del año pasado.

Ambos hechos tienen como punto en común la realización de excavaciones en las paredes linderas que socavaron los cimientos y, en el caso del edificio de Bartolomé Mitre, el alerta de un vecino evitó una tragedia, al evacuarse a la totalidad de los moradores, excepto el de un adulto mayor, que murió.

La Auditoría General de la Ciudad y la Liga de Consorcistas reclamaron mayores controles por parte del gobierno porteño, para evitar nuevos derrumbes y ante los 22 desmoronamientos con 10 víctimas fatales, 99 heridos y más de 100 millones de pesos en daños materiales, que se produjeron en lo que va de la gestión de Mauricio Macri.

Los principales derrumbes en la ciudad fueron los siguientes:
- Diciembre de 2009, Avenida Córdoba y Pringles, en el barrio de Villa Crespo, donde luego de un derrumbe murió un obrero aplastado por una losa y otros dos quedaron heridos.
- Agosto de 2010, Mendoza al 5000. Luego de que una máquina excavadora dejó al aire los cimientos y la pared medianera de un antiguo petit hotel de 3 pisos, se derrumbó todo el edificio. En los pisos superiores funcionaba el gimnasio “Orión”. Murieron 3 personas.
Septiembre de 2010. Se vino abajo un entrepiso en el boliche ‘Beara” de Palermo. Dos chicas fallecieron aplastadas. Fue en Avenida Scalabrini Ortiz 1638.
Octubre de 2011. En la Avenida Directorio 428, Caballito, se derrumbó el techo de una obra en construcción. Un obrero falleció aplastado.
Noviembre de 2011. Se vino abajo el edificio de Bartolomé Mitre 1232. Isidoro Madueña murió aplastado y fue encontrado varios días después.
Mayo del 2012. En una obra de Emilio Mitre al 600 en el barrio de Caballito, un obrero falleció aplastado al caerle encima parte de una pared medianera.
Agosto del 2012. Octavio Pérez Galimberti falleció aplastado por una losa que le cayó encima en la calle Lavalle al 1500.
A las pocas horas en la calle Sinclair al 3000, en Palermo, se cayó una parte de la vereda y arrastró la calle, los árboles y puso en riesgo toda la manzana que fue evacuada por ese motivo.

"Son constantes las denuncias de propietarios a los administradores por fallas en los inmuebles, pero ante la falta de inspectores y de intimaciones del gobierno porteño, muchos consorcistas se dejan estar y, además, muchos ni saben que existe una ley específica”, dijo Victoria Loisi, de la Liga del Consorcista.

La abogada aseguró que el gobierno de la ciudad, en virtud de la ley 257 sancionada en el año 2000, “espera sentado a que el administrador del edificio resuelva todo, en lugar de realizar controles en las fachadas o enviar intimaciones”.

La ley 257 que rige en la ciudad desde el año 2000 establece la obligación para los propietarios de mantener en buen estado las fachadas de las que puedan producirse desprendimientos con eventual daño a las personas o bienes.

El cumplimiento de esta obligación se verifica con la presentación de un informe técnico y de un certificado de conservación emitido por un profesional habilitado para realizar las verificaciones el que se deberá presentar ante el Gobierno de la Ciudad.

El auditor General porteño, Eduardo Epzteyn, explicó que el gobierno de la ciudad “no envía las intimaciones para que se presenten los certificados, que fue lo que sucedió en el caso del joven fallecido en la zona de Tribunales cuando le cayó una marquesina en agosto pasado”.

Epzteyn denunció que “hay cinco años de inacción de la Agencia Gubernamental de Control, motivo por el cual se caen las mamposterías, existe una falta de control en la ley 257 y una alarmante ausencia de intimaciones”.

"No puede ser que los porteños, cada vez que llueve, tengamos miedo que se nos caiga parte de un balcón en la cabeza” sostuvo el auditor.

Para Atilio Alimena, defensor del pueblo adjunto de la ciudad, “no hay una cultura de la prevención del accidente, al margen de la falta de recursos, existe la decisión de ciertos propietarios de pagar las multas, que son leves e insignificantes en relación al costo que le demandaría arreglar el edificio”.

Explicó que desde que está en vigencia la ley 257, un relevamiento efectuado por la Defensoría detalló que su grado de cumplimiento apenas si llega al 7 por ciento.

"El Gobierno de la Ciudad envía intimaciones pero tampoco se exige que el profesional que realiza las verificaciones, tenga la idoneidad suficiente para poder detectar las diversas patologías que puede tener un edificio”, y añadió: “tampoco hay una buena comunicación en cuanto a los alcances de la ley 257”.

Loisi informó que la reparación de una fachada arranca desde los 2.000 pesos y varía según donde esté ubicado el edificio y añadió que también surgieron estudios de arquitectura que ofrecen sus servicios con el eslogan “cumpla con la ley 257”.

‘Por eso la mayoría espera que le llega la intimación, la cual en muchos casos arriba cuando uno de los propietarios realiza la denuncia en forma directa al Gobierno de la Ciudad”, explicó la letrada.

Buenos Aires posee unos 110.000 edificios según cifras de la Defensoría y de acuerdo a datos de la organización Defendamos Buenos Aires. En lo que va de la gestión de Mauricio Macri ocurrieron 22 derrumbes graves, con 10 muertos, 99 heridos y unos 100 millones de pesos en pérdidas.

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