Santiago Maldonado, miles de gritos para una pregunta inconclusa

Es Santiago Maldonado. Está desaparecido desde el primero de agosto y la movilización para reclamar su aparición con vida reunió a más de doscientas mil personas en Plaza de Mayo.

Chicos solos, chicas solas, parejas de abuelos y padres con sus hijos en guardapolvo recién salidos de la escuela.

Gente con remeras, buzos, delantales y de traje. A diferencia de otras marchas, la edad de la gente que salió a la calle fue variada. Desde los cabellos blancos hasta el peinado de moda fijado con gel. El frente de la Casa Rosada se llenó de personas que llegaron con una sola pregunta en sus gargantas: “¿Dónde está Santiago Maldonado?”

Cada esquina tenía una imagen distinta. Los artesanos que se juntaron para pedir por su colega y otros chicos que replicaban la foto que ya todos conocen con fotocopias en una esquina. En cada punto de Avenida de Mayo ocurría una situación diferente mientras en la Plaza pasaban las bandas que hacían de preámbulo a la parte principal. Pasaron Onda Vaga, Arbolito, Salta La Banca y Pez, que horas mas tarde, cerraría el acto.

Las banderas y cánticos de algunos partidos políticos y agrupaciones perdían importancia cuando eran tapadas por las murgas y por los nenes que, sobre los hombros de sus papás, disfrutaban el show.

El clásico “adonde vayan, los iremos a buscar” que resuena en cada 24 de marzo muchas veces quedó tapado por los bombos, trompetas y tamboriles. O sino era rápidamente desactivado por los referentes que gritaban “tranquilos, chicos, que pasa una señora”, como ocurrió con esa abuela que, con dos bastones, llegó al Centro de la Plaza.

Entró por Diagonal Norte, a paso lento y saludando. Tenía colgado un cartel con el oscuro interrogante que desvela a gran parte de la población tras el operativo de Gendarmería en la comunidad Cushamen.

Con el correr de la movilización otro pedido comenzó a tomar fuerza. La Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue la principal apuntada en las consignas. Al principio, cada vez que su nombre aparecía despertaba gritos en su contra. Luego, los alaridos se convirtieron en chiflidos hasta que finalmente habló Sergio Maldonado, hermano de Santiago. Agradeció la presencia de Rubén López, hijo de Jorge Julio y de Vanesa Orieta, hermana de Luciano Arruga.

Y luego, tras un duro discurso, pidió que la funcionaria “de un paso al costado”. En ese momento, la Plaza entera y las columnas que llegaron hasta la Avenida 9 de Julio explotaron en un grito conjunto y reclamaron su renuncia.

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El grito fue una exclamación de los sectores de derechos humanos que se convocaron al acto. Si bien hubo presencia de espacios más ligados a la política, la principal novedad de esta manifestación fue que cerró una grieta que comenzó en épocas del Kirchnerismo.

Por Santiago Maldonado se juntaron el encuentro “Memoria, Verdad y Justicia” con la “Mesa de Derechos Humanos”.

La última vez que los dos espacios referentes de los Derechos Humanos movilizaron juntos había sido en 2006. Con la desaparición del joven, ambas entidades consideraron que la gravedad del hecho ameritaba olvidar diferencias políticas.

Tras un largo día, la noche comenzó a caer sobre el cabildo. Lentamente la luna tomó el lugar del sol y ya con los faroles encendidos, desde el escenario el hermano de Sergio agradeció a cada uno de los que visitó la plaza. El final quedó en agradecimiento y con la misma pregunta en el aire.