En escena,
el otro yo de Leonardo Raúl es Raúl Leonardo, que entiende que al tango hay que saber expresarlo, tal como lo hace desde niño cuando se juntaba con las partituras de su abuela materna Blanca Mars, también cantante y bailarina que trabajó con Tito Lusiardo allá por los años cuarenta.
Por una cuestión genética o por la costumbre heredada de su padre, otro fanático de la música ciudadana, Leonardo tuvo de chico en el tango su amigo imaginario que lo llevó, ya cuando tenía 15 años, a convertirse en un prodigio adolescente capaz de interpretar unas 500 letras.
Para entonces, ya los ámbitos hogareños le quedaban chicos por lo que Leonardo "exportó" el tango al aula de su colegio en una época curtida por el rock nacional y el pop pero donde los compañeros lo escuchaban con el interés propio de toda novedad.
"Aunque iba a los bailes que hacíamos con los compañeros de colegio como si nada, debo confesar que en ellos había aceptación por lo que hacía, a tal punto que ya a los 15 años de me quería colar en Grandes Valores del Tango", afirmó Leonardo, de 48 años,
a HISTORIAS DE VIDA.El programa mítico de los tangueros había llegado a generar alguna que otra discusión en la casa de Leonardo. "Los miércoles a la noche la disputa frente al televisor pasaba por Grandes Valores, que quería ver mi viejo y La Pantera Rosa, que era lo que yo pretendía", contó. Quién iba a decir que en poco tiempo haría hasta lo imposible por cantar en ese ciclo.
Uno de esos intentos fue "ratearse" del colegio José Manuel Estrada, de Don Torcuato, para ver si lograba una oportunidad en el programa
. Pero en una de esas escapadas quedó escrachado en una filmación de exteriores de la tira "El Rafa", por lo que miles de televidentes pudieron verlo por TV, detrás de un quiosco de diarios en una escena rodada en la puerta de Canal 9.
Después de haber estudiado c
anto con Dante Gilardone, José Najt y Elena Sansonouva, en 1987 le llegó la posibilidad en Grandes Valores, según cree, "por tantas veces que me habían visto por ahí". Sin embargo, la gran posibilidad no llegó y si bien como afirma "jugué siempre en primera", le faltó el toque de suerte para llegar a lo más alto. "Por la falta de chances varias veces intenté dejar de cantar pero siempre pasaba algo que me acercaba de nuevo a la actividad" dijo.
El Tortoni, Los 36 Billares, La Vitrola, Café la Humedad, Fechoría y diversas tanguerías suman a la foja de servicios de este cantante de tangos que tiene cinco discos editados pero que ayuda a mantener a sus hijos Maxi, de 8 años, y Candela, de 4, con la empresa de mensajería que maneja, en un emprendimiento que sucedió a su etapa de vendedor de autos y de medicina prepaga.
La Casa del Tango de San Fernando lo tuvo también como fogonero durante 18 años. Como se ve, la palabra tango es el leiv motiv en la vida del cantante que se siente feliz "por lo logrado" y más aún, cuando un cerrado aplauso le confirma que ha sabido expresar otra vez más un sentimiento hecho canción sobre el escenario
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Aspero duelo por internet con un tanguero finlandés
Para el cantor Raúl Leonardo, el tango es pasión y sentimiento.
De allí que la música ciudadana se convierta en un valor preciado que defiende con todas sus fuerzas sobre un escenario, en alguna charla o hasta en un debate por internet, como el que sostuvo con un irreverente cineasta finlandés.
"El problema fue que ese hombre, que ya ni me acuerdo el nombre porque encima era algo complicado de retener, empezó aportando que el tango se bailaba mucho en su país, lo que me llevó a apuntalar mi concepto sobre que el tango es la música número uno y se baila en todo el planeta", relató.
"Pero todo se complicó cuando me dijo que el tango había sido inventado en Finlandia, lo que obviamente rebatí", precisó. A partir de allí se generó un debate tórrido vía mail que fue ganando en calor entre la postura rioplatense y la insólita versión nórdica.
Si bien la distancia evitó un cruce más intenso, lo cierto fue que la anécdota permite avalar otro de los criterios del cantante argento: "
Al tango se le tiene en cuenta en todo el mundo y el único lugar donde no se le da bola es justamente acá". En ese sentido apuntó que 'los turistas que llegan a Buenos Aires con real interés en el tango no se enganchan tanto con las propuestas de los espectáculos for export, porque eso ya lo ven en su país, y apuntan con más a los boliches y tanguerías donde la atmósfera tanguera es mucho más natural".