El Santo Padre celebró una misa ante más de 150 delegaciones internacionales y una multitud de fieles. Llamó la unidad de la Iglesia y recordó a Francisco.

El Papa León XIV dio inicio oficialmente este domingo a su pontificado, con una misa celebrada ante delegaciones de más de 150 países y una multitud de 150.000 fieles en la Plaza de San Pedro. Allí, pidió una Iglesia "unida" y "misionera" que se convierta en "fermento para un mundo reconciliado" y "abra los brazos al mundo" frente a la violencia, los prejuicios y el miedo a lo diferente. "¡Es la hora del amor!", exclamó.

"Hermanos y hermanas, quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado. En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres. Y nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad", manifestó León XIV.

El Santo Padre invitó también a guiarse por el espíritu misionero "sin encerrarse" en el pequeño grupo y sin sentirse "superiores al mundo", trabajando por una "unidad que no anula las diferencias, sino que valora la historia personal de cada uno y la cultura social y religiosa de cada pueblo".

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"¡Esta es la hora del amor! La caridad de Dios, que nos hace hermanos entre nosotros, es el corazón del Evangelio. Con mi predecesor León XIII, hoy podemos preguntarnos: si esta caridad prevaleciera en el mundo, ¿no parece que acabaría por extinguirse bien pronto toda lucha que allí donde ella entrara en vigor en la sociedad civil", planteó el pontífice estadounidense, citando la encíclica de su predecesor León XIII Rerum novarum.

En una misa concelebrada por 200 cardenales y 750 obispos y sacerdotes, León XIV recordó a Francisco y a los momentos vividos desde su muerte, ocurrida el 21 de abril pasado. "En estos últimos días, hemos vivido un tiempo particularmente intenso. La muerte del Papa Francisco ha llenado de tristeza nuestros corazones y, en esas horas difíciles, nos hemos sentido como esas multitudes que el Evangelio describe 'como ovejas que no tienen pastor'”, reconoció.

"Precisamente en el día de Pascua recibimos su última bendición y, a la luz de la resurrección, afrontamos ese momento con la certeza de que el Señor nunca abandona a su pueblo, lo reúne cuando está disperso y lo cuida 'como un pastor a su rebaño'”, agregó, al evocar la última aparición de Francisco en el domingo de Pascua, generando aplausos de la multitud.

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"¡Esta es la hora del amor!", exclamó León XIV al iniciar su pontificado.

"¡Esta es la hora del amor!", exclamó León XIV al iniciar su pontificado.

ADEMÁS: Todos los detalles sobre la misa de inicio del pontificado de León XIV

"Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia”, expresó.

La delegación argentina estuvo representada por el canciller Gerardo Werthein y la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello.

Antes de la misa, León XIV recorrió por primera vez en papamóvil la plaza de San Pedro para saludar a las decenas de miles de fieles que se congregaron para asistir al inicio oficial de su pontificado. El Santo Padre saludó a los fieles de pie en el vehículo que iba a una velocidad algo más rápida que en otras ocasiones, ya que el papa estadounidense debía regresar después a la basílica para comenzar el ritual de la ceremonia.

Las decenas de fieles presentes con las banderas de sus países celebraron con entusiasmo el paso de León XIV, que no dejó de saludar sonriente, aunque no se detuvo en ningún momento para bendecir a bebés o recibir dones de los presentes.

León XIV recorrió, rodeado por más de 20 hombres de la gendarmería vaticana, los pasillos de la plaza y llegó hasta el final de adyacente via della Conciliazione, donde se congregaron los fieles que no consiguieron entrar en la plaza y que siguieron la ceremonia desde las pantallas gigantes que fueron instaladas estos días.

El rito comenzó con un rezo ante la tumba de San Pedro, en la cripta de la basílica vaticana, en la que el Papa estadounidense estuvo acompañado de los patriarcas de las Iglesias católicas de rito oriental. Después, en procesión, el pontífice subió a la basílica y salió a la plaza de san Pedro, donde le fue colocado el palio y se le entregó el anillo del Pescador y, finalmente, comenzó la misa ante más de 150 delegaciones internacionales y una multitud de fieles.

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