Cataluña se dispone a votar el próximo jueves para saber quién será su mandatario tras unos meses de pura efervescencia en pleno enfrentamiento entre el movimiento independentista y el gobierno central de España. Y la decisión tendrá en el centro de la escena el futuro de un territorio que se desvela entre sellar su soberanía definitiva o continuar cobijado por el país ibérico.
Por lo pronto, el fin de semana se evidencia intenso, ya que es el último de una campaña en la que se jugaron las fichas para intentar abroquelar las estructuras de uno y otro bando, en mayor medida sin éxito. Es que, por caso, Mariano Rajoy, el presidente español, tomó la batuta y participa de diferentes actos en pos de darle un espaldarazo a su candidato del Partido Popular, Xavier García Albiol; a la par que otros referentes integristas, como Miguel Iceta, del Partido Socialista, e Inés Arrimadas, de Ciudadanos, suman apoyo de figuras como Pedro Sánchez y Albert Rivera, que pretenden ganar espacio a nivel nacional, evidenciando que no hay una maniobra para aglutinar las fuerzas.
Del otro lado está Esquerra Republicana de Catalunya, con la imagen de Oriol Junqueras, que sacó rédito del mote de “preso político” en el interín, una vez que se aplicó el artículo 155 para desautorizar al anterior gobierno catalán, y ahora se posa como el factible ganador en las elecciones, aunque desde Madrid se encargaron de hacer mella en esa sensación de triunfo del independentismo, por el momento sin el rédito esperado.
La reforma fiscal que impulsa Donald Trump en Estados Unidos, después de una serie de retoques, cuenta con el aval de los republicados en el Congreso y así es como se apresta a ser aprobada la próxima semana, en lo que significará uno de los recortes impositivos más importantes de los últimos tiempos en la principal potencial del mundo.
Entre las pautas esenciales está la reducción en el impuesto de sociedades que pagan las empresas, pasando del 35 al 21 por ciento, además de una baja en aquellos sectores de renta individual más alta, desde el 39,6 al 37 por ciento. Unas medidas que favorecen a los sectores más acaudalados de la nación norteamericana y que por eso recibió críticas desde distintos bandos.
¿Cuál es el argumento central con el que se despotrica a la medida establecida por la Casa Blanca? Una menor recaudación en la próxima década, cercana al billón de dólares, que devendría en un déficit fiscal complejo.
Por lo pronto, más allá de la cuestión económica, el guiño para el mandatario radica en el factor político: modificó su estrategia puertas adentro, se distanció de la verborragia que lo acostumbra, y apostó a los acuerdos con sus partidarios, dando por tierra con una fórmula que le había costado caro, por ejemplo, cuando pretendió quebrar el entramado del Obamacare sobre el sistema de salud. Ahora aunó fuerzas, convino con las figuras republicanas y esta promesa de campaña de la reforma fiscal parece no tener obstáculos mayores.
El Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) busca confeccionar un proyecto para anular la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de trasladar su embajada desde Tel Aviv a Jerusalén, pues generó una crispación mayúscula entre los musulmanes, con enfrentamientos que incluso derivaron en un gran caudal de muertos y centenares de heridos.
La pretensión del organismo es evitar que se certifique a la ciudad santa como la capital de Israel, punto central en la discusión. Y así es como se armó un texto, diseñado por Egipto, una pieza fuerte en Medio Oriente. ¿Qué indica? Que el tema “debe ser resuelto a través de negociaciones, por lo que cualquier decisión y acción que busque alterar el carácter y estatuto no tiene efecto, son nulos y deben ser revocados”.
El problema, igual, es que esta medida requiere pasar por la comisión sin ser obstaculizada por ninguno de los integrantes que tienen poder de veto. Y entre ellos está el país norteamericano, por lo que es factible que no supere el filtro, aunque, posiblemente sirva, según la jugada de los protagonistas, para poner, una vez más, en evidencia la soledad de EEUU en torno a esta definición.
Desde este lunes se prevé una huelga general de gran magnitud en Nigeria pautada por uno de los principales sindicatos del petróleo, tras el fracaso de las conversaciones con las empresas de crudo a nivel nacional, en las que está en el centro de la escena la pretensión de reincorporar a un número considerable de despedidos.
Se trata de la Asociación de Trabajadores Senior de Petróleo y Gas Natural, que busca solucionar la crisis en el sector, justo en uno de los países con mayores recursos de ese elemento, siendo pieza clave para el andamiaje en Africa.
La protesta se da una semana después de la decisión, por parte de la gobernación, de entregar mil millones de dólares procedentes de ese mercado, la mitad de lo que se recauda, para financiar la lucha contra el grupo terrorista Boko Haram.
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