• “Estaban atrapados. No podían bajar, sobre todo desde los pisos superiores (...) La gente se quemó. Lo vi con mis propios ojos. Y vi gente saltar”, dijo un testigo, Daniel, a la radio BBC de Londres.
• “La última vez que lo vi estaban en la ventana su mujer e hijos. No escuché nada de ellos desde entonces, el teléfono no pasa, la línea fija tampoco”, relató, sentada fuera del centro comunitario Rugby Portobello, Hanan Wahabi, de 39 años, que se escapó con su marido, su hijo, de 16, su hija, de 8, pero teme por su hermano y su familia que viven en el piso 21.
• “No se podía ver nada. Sólo corrí para bajar las escaleras. Un montón de gente no pudo salir del edificio”, contó Eddie, de 55 años, residente en la planta 16. Se cubrió el rostro con una toalla por el humo y corrió.
• “Vi una persona caer, vi a otra mujer sosteniendo su bebé fuera de la ventana, escuché gritos, le grité que bajaran y decían que no podían salir de los departamentos porque el humo era muy espeso en los pasillos”, comentó Jody Martin, que logró llegar a la segunda planta en donde había un humo sofocante.
• “Si hubiésemos seguido esos consejos estaríamos muertos”, explicó Nicky Paramesivan acerca del consejo que recibieron de permanecer confinados en sus departamentos mientras crecían las llamas.
• “Mientras yo bajaba por las escaleras, ya había bomberos, verdaderamente increíbles, que subían hacia el fuego, intentado sacar del edificio al mayor número de personas posible”, dijo Paul Munakr, que vive en el séptimo piso. “No salten, no salten”, escuchó desde la calle ante la desesperación de los residentes por escapar de las llamas.
• “Las llamas, nunca he visto nada así, me recordó al 11 de septiembre. El fuego comenzó en los pisos de arriba y se extendió con muchísima rapidez, se había extendido del todo en media hora”, reflexionó Muna Ali, un vecino. “Algunas personas llamaban a las puertas pero la gente de las casas no abría”, agregó.