El tipo no se puede sentar. O sí: y el pene le llega hasta los tobillos. "No puedo ir a la iglesia porque no puedo ni arrodillarme; a donde quiera que voy, todos se me quedan viendo. Soy discapacitado, no puedo trabajar", contó al diario azteca.
Por eso, ante tanta fastidio que esto le genera en su vida cotidiana, el muchacho tiene una idea en la cabeza: ir a los Récord Guinness para que le den "mucho dinero" para "comprar equipos para hacer películas porno, venderlas en todo el mundo y ganar muchos millones", fantasía Roberto.
El récord vigente es del estadounidense Jonah Falcon, cuyo miembro le mide 34 centímetros.