Una intensa discusión se vive en el país europeo, luego de que varios referentes intentaran prohibir su uso.

¿Se debe usar "las y los" o sólo agregar una X? ¿Cuánto aporta a la igualdad de género? ¿Es inclusión o sólo un forcejeo del lenguaje? Esas son tan solo algunas de las preguntas que giran en torno a un debate sobre el lenguaje inclusivo que se inició en Suiza, donde varios referentes buscan prohibirlo.

Luego de que el uso de términos femeninos y masculinos comenzara a expandirse en los documentos oficiales, donde incluso también se utilizaba asteriscos para abarcar a ambos géneros y a las personas no binarias, la Cancillería Federal Suiza decidió en junio terminar de una vez con la igualdad y prohibió su uso.

Por ejemplo, hasta que entró en vigencia la norma, la forma de reemplazar las palabra ciudadanos ("burgers" en masculino y "burgerinnen" en femenino) era utilizando "burger*innen" y "burger: innen", para incluir a ciudadanos no binarios.

En Suiza conviven cuatro idiomas, alemán, francés e italiano además del local romanche. El uso de un lenguaje neutro comenzó a expandirse en los tres idiomas y poco a poco fue apareciendo en los documentos oficiales, los medios de comunicación y las escuelas. Pero al mismo tiempo, aparecieron sus detractores.

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Benjamin Roduit, del partido demócrata-cristiano (centro), presentó en marzo una moción para pedir a la administración federal suiza que respete las reglas de la lengua francesa "sin derogarlas en favor de la llamada escritura 'inclusiva'".

Ocurre que en los últimos meses, la televisión pública suiza en lengua francesa, RTS, optó por sustituir el "bonsoir à tous" ("buenas noches a todos") por "bonsoir et bienvenue", una forma neutral que se podría traducir en español como "buenas noches y les damos la bienvenida".

El cambio provocó la ira de la sección suiza del organismo de Defensa de la Lengua Francesa (DLF), cuyo presidente, Aurèle Challet, quiere convocar una convención nacional de la lengua francesa en Suiza y reunir firmas para realizar una votación pública sobre el tema.

Para Challet poner puntos entre las letras es "inconsistente, ineficaz, feo y no reportará nada a esta lucha legítima, que yo apoyo, sobre el papel de la mujer en la sociedad". Y pidió que el lenguaje inclusivo también sea eliminado de las escuelas, donde el Gobierno tenía previsto utilizarlo para la nueva edición de manuales escolares de 2023.

En cambio, Pascal Gygax, un psicolingüista de la Universidad de Friburgo y autor del libro "¿El cerebro piensa en masculino?", defiende la "refeminización" de la escritura, incluso en las aulas.

"Vemos una sociedad que empieza a darse cuenta del poderío patriarcal [...] de que todo gira alrededor de los hombres: desde el patio del colegio hasta la manera de vestirnos o de hablar. La cuestión del lenguaje forma parte de un movimiento que busca más igualdad", opinó.

Para Janna Kraus, de la organización Transgender Network Switzerland (TGNS), "la existencia de personas que no son ni hombres ni mujeres no es un tema de discusión, es un hecho social y científico y no tiene sentido disfrazarlo lingüísticamente".

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