Al hombre, un chef de 38 años que se encontraba de vacaciones con su familia, lo salvó una situación tan trivial que sorprende. Así alcanzó a contarlo: "Mi esposa tenía un dolor de cabeza y necesitaba un medicamento que estaba en el coche. Salí del hotel y fui al coche. Así me salvé".
"Cuando entré en el hotel oí ruidos y crujidos y vi la caída de la montaña en el edificio. Vi todo el hotel cubierto por la nieve. Traté de entrar, pero corría el riesgo de ser atrapado por lo que me aferré a una rama y me las arreglé para volver al coche", relató, según publica el diario Corriere della Sera.
Parete, ya salvado del alud, llamó a Quintino Marcella, propietario del restaurante donde trabaja, quien se encargó de reconstruir su relato. "Llora, llora desesperado, está preocupado por sus hijos de 6 y 8 años y por su esposa Adriana", contó.
"Giampiero me llamó anoche pidiendo ayuda con tono desesperado. Me dijo 'se derrumbó el hotel'. Me activé de inmediato, llamé a los socorristas", indicó Marcella a la agencia de prensa Agi, tras permanecer en contacto con su amigo hasta cerca de medianoche.
Parete y Fabio Salzetta –el otro sobreviviente- se refugiaron dentro del auto, que también fue arrastrado por la fuerza de la nieve. Los dos enviaron mensajes de auxilio con sus móviles alertando de la avalancha, al igual que otros clientes del hotel. "Ayuda, ayuda, estamos muriendo de frío", decía uno de los mensajes enviados durante la noche al servicio de emergencia.
"Me llamó esta mañana para advertirme que lo llevaron en helicóptero a Pescara, está bien aunque muy confundido, no deja de llorar", precisó Marcella, y agregó que Parete le dijo que los huéspedes habían pedido abandonar el hotel ante las adversas condiciones meteorológicas con intensas nevadas que caían desde hacía días y por las que se había acumulado entre dos y tres metros de nieve.
"El quitanieves tendría que haber llegado a las 15 horas, pero al final fue retrasado a las 19. Habían preparado las maletas y estaban todos esperando para dejar el hotel", precisó Marcella.
En el momento del siniestro había 30 personas dentro del hotel, entre ellos 22 huéspedes, varios de ellos niños, además de los empleados. Los equipos de rescate, que tuvieron mucha dificultad para acceder a la zona por las fuertes nevadas y las ráfagas de viento, caminaron numerosas horas.
Hacia el mediodía del jueves (hora argentina) habían recuperado cuatro cadáveres, extraídos de entre los escombros, donde no parecía haber ninguna señal de vida, según los socorristas citados por los medios.
En Twitter, el periodista del diario La Repubblica, Corrado Zunino, contó que los socorristas empleaban perros en el interior del hotel. "Se busca en la zona de la sauna, pero la violencia de la avalancha ha esparcido objetos por cientos de metros", escribió.