Con el auge de la tecnología los seres humanos han cambiado la forma de aprender y de relacionarse. Computadoras, internet, dispositivos móviles, redes sociales, motores de búsqueda, recordatorios de calendarios, agendas, notas. ¿Los seres humanos han adquirido memorias externas? ¿Cuáles son los trastornos en el comportamiento que han surgido con el avance de la tecnología e internet?
Existe la creencia que el uso de tecnologías e internet tiene un efecto de pérdida de la independencia. Previo al surgimiento de la llamada era digital, las personas recordaban números telefónicos, cumpleaños, direcciones, citas, entre otras. En un estudio publicado tiempo atrás en Science, se asegura que internet se ha convertido en la fuente primaria de memoria externa.
Hay estudios que sugieren que la población ha comenzado a utilizar internet como “banco personal de datos”, conocido como el “efecto Google”. Esta memoria transactiva representa la forma actual de acopio de datos. Si bien puede verse como detrimento para el ejercicio de la memoria, desarrolla otras áreas como la creatividad y rápida asociación al acceder a lecturas simultáneas.
Internet se está expandiendo en valores inmensurables con la aparición de los dispositivos móviles. No sólo se puede agendar, calendarizar, si no que estos dispositivos (smart phones, tablets, palmtop, entre otros) han revolucionado el uso de internet generando una dependencia continua por parte de los usuarios.
El uso de telefonía celular, en nuestro país ha aumentado en valores más que significativos: en el 2004 habían 35,2 celulares cada 100 habitantes, y en el 2011 esta cifra ya había trepado a 134,9 cada 100 habitantes.
En el caso de los niños y adolescentes, es innegable el lugar que ocupan la computación e internet en la edad escolar, su utilización estimula y promueve la actividad grupal y acompaña las técnicas didácticas sin sustituirlas.
Las estadísticas citan a nuestro país como un gran consumidor de horas por persona de internet. En Sudamérica, hay un grupo de países comprendidos en la franja de 46 a 66 usuarios cada 100 habitantes que incluye: Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y Colombia. En cambio, se encuentran en la franja del 22 al 46: Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela y Guayana.
Esta revolución tecnológica con internet en “todos lados” también tiene sus consecuencias. Nuevas enfermedades y trastornos de comportamiento han surgido producto de la tecnodependencia.
Durante el pasado año, en Buenos Aires, la consulta por tecnoadiccón aumentó entre un 30 y 45% lo que genera una preocupación por su creciente incremento en los últimos 3 años. A parte de consultas, han aparecido nuevos términos para poder explicar los trastornos de comportamiento negativos que se evidencian por el excesivo uso de las tecnologías de la información y la computación a niveles psicológicos.
El término tecnoestrés se refiere al estrés específico derivado de la introducción y el uso de nuevas tecnologías en el trabajo. Se encuentra directamente relacionado con los efectos psicológicos negativos del uso de las tecnologías de la información y la comunicación.
Actualmente, se reconocen 3 variantes: tecnoansiedad, tecnofatiga y tecnoadicción.