Adaptara sus libros de autoayuda a la pantalla. Dice que no se contradice su mision de difusor de la espiritualidad con el periodismo de actualidad. “Es mas, asi puedo ser mas profundo en los analisis”
Por Néstor Gutiérrez Mónaco
Aunque no siga la denominación de mis dos libros anteriores, El Combustible Espiritual 1 y 2, esta nueva obra sigue teniendo como meta la difusión de la espiritualidad como herramienta de transformación, progreso y trascendencia para la mayor cantidad de personas posibles”, dispara de entrada a modo de introducción el conductor radial de El Exprimidor, por FM 103.1, Radio Uno, Ari Paluch, acerca de su nuevo trabajo literario, Corriéndose al Interior: Espiritualidad al Día, Lecciones de Vida, que pronto tendrá su propio espacio televisivo con un ciclo de autoayuda (los sábados a las 21 por América).
Cuando se le pregunta por la búsqueda constante del ser humano de nuevas sensaciones, contesta: “Hasta hace algunos años yo creía que todos éramos simplemente seres humanos y que la experiencia espiritual estaba reservada para los místicos. En cambio ahora pienso que esencialmente somos seres espirituales que tenemos una vida humana. A partir de la confianza y la fe, todo lo que nos sucede forma parte de un plan y tiene un propósito claramente predeterminado. Ya en El Combustible Espiritual yo hablaba de que los seres espirituales debemos nutrirnos de lo que realmente somos. Y no de un combustible egoico. Porque el verdadero ser es el espíritu y el falso ser el ego”.
Este libro está dedicado “a Beatriz, la madre que con los años supe que había elegido”, porque “no sólo es mi madre biológica, sino que con los años he aprendido que somos los hijos los que elegimos a nuestros padres. Mi mamá fue víctima de un ACV que la tiene inconsciente. A pesar de ello hay una espiritualidad que evalúa, porque somos los hijos los que escogemos a los padres que nos tocarán como maestros y a su vez alumnos de una nueva encarnación”.
Hasta se anima a trazar un paralelismo entre su labor radial y su obra literaria y sostiene: “Al mismo tiempo soy un difusor de la espiritualidad y en la radio un difusor de la actualidad. Aunque parezcan dos trabajos antagónicos, tienen muchos puntos en común. Dios me ha dado el don de la comunicación y en función de ese don doy cuenta de la actualidad y la espiritualidad. Hasta me permite ser más profundo en los análisis. En ambos casos se trata de transmitir los hechos de manera didáctica para que sean entendidos y comprendidos por la mayor cantidad de gente posible”.
Sobre cuáles fueron las motivaciones que lo llevaron a escribir libros de autoayuda, comenta que “en realidad no hubo una única motivación, sino que fue un cúmulo de situaciones, que se fueron dando a partir del día que cumplí 40 años y que se vinculan con la ineludible crisis que se atraviesa a esa edad. Tuvo mucho que ver también el replanteo que me hice del sentido de la vida y el de la insatisfacción interior. Más alguna muerte, no de un familiar directo, pero sí de una persona muy cercana, muy joven, que me hizo ver que nadie tiene garantizada una vida de 80 años. Ahí fue cuando empecé a volcarme a la lectura de libros de espiritualidad”.
En su futuro laboral, se imagina “compatibilizando mis dos facetas, como hombre de los medios y como difusor de la espiritualidad. Es más, estoy convencido de que la radio es un medio ideal para la difusión espiritual. Un periodista tiene que ser un difusor espiritual. En mi libro hay una frase que dice: si querés hacer reír a Dios, hablale de tus planes. Y entre mis proyectos inmediatos figura un programa, El Combustible Espiritual, que voy a empezar a hacer dentro de poco en la pantalla de América los sábados a la noche. Está bueno lo de hacer un libro televisado, con el espíritu de mis tres trabajos bibliográficos y con un formato atractivo para la tele, que invite al teleespectador a conocer su verdadero mundo interior, que es nuestra mayor búsqueda espiritual”.
Cuando se le pregunta por la búsqueda constante del ser humano de nuevas sensaciones, contesta: “Hasta hace algunos años yo creía que todos éramos simplemente seres humanos y que la experiencia espiritual estaba reservada para los místicos. En cambio ahora pienso que esencialmente somos seres espirituales que tenemos una vida humana. A partir de la confianza y la fe, todo lo que nos sucede forma parte de un plan y tiene un propósito claramente predeterminado. Ya en El Combustible Espiritual yo hablaba de que los seres espirituales debemos nutrirnos de lo que realmente somos. Y no de un combustible egoico. Porque el verdadero ser es el espíritu y el falso ser el ego”.
Este libro está dedicado “a Beatriz, la madre que con los años supe que había elegido”, porque “no sólo es mi madre biológica, sino que con los años he aprendido que somos los hijos los que elegimos a nuestros padres. Mi mamá fue víctima de un ACV que la tiene inconsciente. A pesar de ello hay una espiritualidad que evalúa, porque somos los hijos los que escogemos a los padres que nos tocarán como maestros y a su vez alumnos de una nueva encarnación”.
Hasta se anima a trazar un paralelismo entre su labor radial y su obra literaria y sostiene: “Al mismo tiempo soy un difusor de la espiritualidad y en la radio un difusor de la actualidad. Aunque parezcan dos trabajos antagónicos, tienen muchos puntos en común. Dios me ha dado el don de la comunicación y en función de ese don doy cuenta de la actualidad y la espiritualidad. Hasta me permite ser más profundo en los análisis. En ambos casos se trata de transmitir los hechos de manera didáctica para que sean entendidos y comprendidos por la mayor cantidad de gente posible”.
Sobre cuáles fueron las motivaciones que lo llevaron a escribir libros de autoayuda, comenta que “en realidad no hubo una única motivación, sino que fue un cúmulo de situaciones, que se fueron dando a partir del día que cumplí 40 años y que se vinculan con la ineludible crisis que se atraviesa a esa edad. Tuvo mucho que ver también el replanteo que me hice del sentido de la vida y el de la insatisfacción interior. Más alguna muerte, no de un familiar directo, pero sí de una persona muy cercana, muy joven, que me hizo ver que nadie tiene garantizada una vida de 80 años. Ahí fue cuando empecé a volcarme a la lectura de libros de espiritualidad”.
En su futuro laboral, se imagina “compatibilizando mis dos facetas, como hombre de los medios y como difusor de la espiritualidad. Es más, estoy convencido de que la radio es un medio ideal para la difusión espiritual. Un periodista tiene que ser un difusor espiritual. En mi libro hay una frase que dice: si querés hacer reír a Dios, hablale de tus planes. Y entre mis proyectos inmediatos figura un programa, El Combustible Espiritual, que voy a empezar a hacer dentro de poco en la pantalla de América los sábados a la noche. Está bueno lo de hacer un libro televisado, con el espíritu de mis tres trabajos bibliográficos y con un formato atractivo para la tele, que invite al teleespectador a conocer su verdadero mundo interior, que es nuestra mayor búsqueda espiritual”.
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