Una obra de teatro pensada y realizada por chicas y chicos de una escuela secundaria de La Matanza, que viene a interpelar, criticar y soñar con un mundo mejor

1) “La ciencia y el progreso, no hablan tan fuerte como mi corazón”. La letra de la canción “The scientist” de Coldplay se expande en el salón principal de la Escuela Secundaría “Nicolás Repetto”, en La Matanza. Allí, una veintena de adolescentes ensaya por última vez la obra “Volver a volver”, una tan maravillosa como impactante apuesta por hacer poesía con las palabras, el cuerpo, la música y las imágenes, y que apunta directo al centro mismo de una sociedad que intoxica, descompone, corrompe y mata. Le dicen no, fuerte, con el corazón y el arte como banderas.

2) Hay mariposas en la obra y no es apenas un detalle. Esas pocas horas de vida que tienen se vincula, tal vez, a que habrá una única función, para un puñado de personas afortunadas. No se trata de azar, sino de una conjunción cósmica. ¿Cómo explicar lo irracional de un ser en un espacio que no tiene par? Lo saben (y lo guardan bajo siete llaves) las chicas y los chicos, como también tienen la certeza del final de un recorrido que lleva meses de discusión, reflexión y, casi un exorcismo despojado de absurda religiosidad, dentro de las entrañas de una escuela secundaria. “Nuestro horizonte, siempre, son los Derechos Humanos. Y la construcción colectiva, horizontal, que respeta las diversidades”, dice la directora Adriana Calzetta Campos, en un edificio plagado de ideas y colores en las paredes, en el piso, en los techos, las ventanas, pero lo mejor, en las cabezas de quienes allí entran y salen, ya sean docentes, ya sean adolescentes.

3) Hay un baño inclusivo en el lugar, ubicado en la calle Donovan 1868, en la localidad de Tapiales. No se trata de un lugar adaptado para personas con algún diagnóstico/etiqueta de discapacidad. Es mucho más que eso. Ahí la puerta se abre a todas, todos y todes. Se ven tres dibujos: un varón, una mujer y un x. No hay prejuicio, no hay maldad, no hay persecución, no hay racismo, no hay discriminación, no hay segregación. Inodoros que aceptan las diversidades. Y enseñan, claro.

4) El big-bang de la obra fue una clase de dramaturgia de Juan Carlos Rivera, que estuvo invitado a la escuela y detonó fuerte lo que se llama biodrama, o esa mixtura de los pasados, presentes y posibles futuros colocados en la superficie, mientras arremeten las tempestades, las brisas acarician, las manos se entrelazan, los gritos se agigantan, los miedos se presentan como fantasmas, las risas buscan complicidades y todo termina por salir, tras encontrar la grieta, en un acto de libertad.

5) Se llaman Mariela Rodríguez y Fernando Fontán. Ella es profesora de teatro, él de literatura. Empujaron y alentaron, a las pibas y los pibes, con la tenacidad de las personas que caminan hacia las utopías y creen, como enseñó el maestro uruguayo Eduardo Galeano, que gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo. Y ahí van, a paso firme. “Y un violín que nunca calla, sólo se desprende y es igual a las guirnaldas”, escribió el hermoso Luis Alberto Spinetta, en “Canción para los días de mi vida”. Mariela y Fernando, como el violín y las guirnaldas. Cantan y luego se desprenden, con las venas transportando sangre pero a fuerza de amor.

6) Están mirando una computadora donde hay imágenes, fotos, videos, canciones. Todo eso sale de un proyector, que emite lo suyo para que se instale en una pantalla. Están controlando que el sonido salga lo más parecido a la perfección. Están cuidando que el vestuario y todo lo necesario para la puesta se encuentre a mano, que nada diga ausente. Están siguiendo los diálogos, los monólogos de quien actúan. Están cantando, bailando, hablando, gesticulando, en fin, actuando. La alquimia y sus insondables misterios decidió que el fuego, el agua, el aire y la tierra se corporicen en ese grupo que se abraza, se protege y crece. Mira, la Pachamama, satisfecha, feliz.

7) La obra como una abrupta, inesperada, disrupción. La interpelación profunda. La crítica feroz. Los mandatos, las ataduras, las rigideces. Todo está en juego. Todo explota por los aires. El machismo, la tristeza, la violencia, los estereotipos.

8) Se trata de salir y sentir la lluvia. No tener miedo a mojarse. Andar con los pies descalzos. Y reir, y llorar. Que no importe. Porque andamos juntas, juntos, juntes. Y creemos.

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