Daniel Marchizio, el subinspector de la Policía Metropolitana, que el sábado resultó gravemente herido de cuatro disparos, al tirotearse con delincuentes que querían robarle el auto cuando llegaba a su casa de Morón, sigue luchando por su vida.
"La está peleando mucho. Está estable, pero su estado general aún es de gravedad. Sobre todo porque tiene afectado un pulmón. Lo importante es que sale adelante, evoluciona favorablemente", explicó una alta fuente de la fuerza porteña. Pero al margen de esta situación, en el barrio donde ocurrió el episodio continúa la bronca, pero también el miedo, al punto que los vecinos reclamaron de manera enfática y urgente mayor seguridad.
"No podemos salir a la calle. Esta es la realidad. A las 19 o 20 horas ya no queda nadie en el barrio, en la calle. No podemos mandar a nuestros hijos a comprar al kiosco. Nada, tenemos que estar encerrados. Es un dolor muy grande todo que le pasó a Daniel, lo conocemos hace muchos años. Su madre está destrozada. Cuando salimos a la calle tras escuchar los disparos, estaba el chico tirado, herido, y lo atendieron. Le dijo a su mamá que se quede tranquila, que no pierda la fe. Fue terrible", dijo Ana, una de las vecinas.
El hecho ocurrió alrededor de las 3.30 del sábado, cuando la víctima, subinspector de la Policía Metropolitana de 29 años, franco de servicio y vestido de civil, acababa de dejar a su novia en su casa y llegaba a la propia a bordo de su automóvil.
De acuerdo con lo que pudo reconstruirse, Marchizio bajaba del auto frente a su casa, situada en la calle Pola al 100 esquina Humahuaca, cuando fue interceptado por dos delincuentes que previamente se habían bajado a la vuelta desde un automóvil. Una cámara de seguridad los filmó en esos instante. El vehículo que fue filmado aún es buscado.
Lo cierto es que en esas imágenes, se observa que dos jóvenes descienden armados, y caminan apurando el paso para presuntamente abordar al efectivo policial con intenciones de robo. Con ese marco, los sujetos le apuntaron a Marchizio con armas de fuego. El efectivo se identificó como policía, extrajo su pistola reglamentaria calibre 9 milímetros y se inició un breve tiroteo, hasta que recibió cuatro impactos: dos en el tórax a la altura de un pulmón, uno en el abdomen y otro en una pierna.