Se encontraba cerrada desde la pandemia de Covid-19. Cuenta con cinco camas y fue reacondicionada como parte de un plan integral para ampliar la capacidad de internación.
Luego de permanecer cerrada desde la pandemia de Covid-19, la Unidad de Trauma del Hospital Interzonal General de Agudos Pedro Fiorito de Avellaneda volvió a ponerse en funcionamiento, gracias al trabajo conjunto de la Asociación Cooperadora y el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
Con capacidad para cinco camas, la Unidad de Trauma fue reacondicionada como parte de un plan integral para ampliar la capacidad de internación y optimizar la atención hospitalaria. La reapertura de ese sector clave del Servicio de Terapia Intensiva se vuelve fundamental para un hospital que continúa siendo uno de los principales centros de salud de la zona sur del conurbano bonaerense. La intervención comenzó con la impermeabilización de la cubierta del edificio, una medida esencial para evitar filtraciones y garantizar condiciones sanitarias adecuadas.
Luego, a instancias de la Dirección del Hospital, se solicitó a la Asociación Cooperadora la coordinación de los trabajos de reparación y pintura del área. La Cooperadora, que aportó los materiales necesarios, trabajó en conjunto con el personal de cuadrilla del Ministerio de Salud para llevar adelante una puesta en valor completa del sector.
Las tareas incluyeron la reparación de revoques deteriorados; aplicación de enduído en muros; pintura de cielorrasos con látex acrílico; pintura de muros con terminación satinada; y renovación de carpinterías con esmalte sintético. Desde la Asociación Cooperadora destacaron que la reactivación de esta unidad permitirá aumentar la capacidad de internación, un aspecto crucial en la dinámica cotidiana del hospital, especialmente en situaciones de alta demanda.
El Hospital Fiorito es un emblema de la salud pública en la región. Fundado en 1913 en el corazón de Avellaneda, fue diseñado por los arquitectos italianos Alberto y Alfredo Olivari y financiado por la familia Fiorito, cuyo nombre lleva en homenaje a Don Pedro Fiorito, un reconocido vecino de la ciudad.
En sus primeras décadas, el nosocomio ya contaba con quirófanos, servicios de cirugía, laboratorio y farmacia. A lo largo del siglo XX, fue incorporando nuevos pabellones y servicios, como el de Maternidad, donado por Isabel Fiorito Bianchi, el Pabellón Aráoz con 140 camas en total, y unidades específicas para rehabilitación, cardiología, pediatría y alimentación.
En 1999, el Fiorito se transformó en el primer hospital del país en contar con una Cámara de Seguridad Biológica, lo que lo posicionó entre los más avanzados a nivel nacional. En 2010, nuevas reformas ampliaron aún más su capacidad, sumando salas de internación, guardias y una renovación eléctrica integral.
Con la flamante reapertura de la Unidad de Trauma, el Hospital Fiorito reafirma su compromiso con la salud pública y la atención de calidad, honrando una tradición de más de 110 años al servicio de la comunidad.