Observar la incidencia de enfermedades en los procesos creativos nos posibilita modificar nuestra mirada sobre ellas y los procesos creativos en general.

El arte transforma en novedoso lo cotidiano, en original lo repetitivo y ordinario. La obra de arte permite interpretar con nuevas claves lo conocido y construir, de esta manera, nuevos sentidos colectivos. Observar la incidencia de enfermedades en los procesos creativos nos posibilita modificar nuestra mirada y comprensión de las enfermedades, pero también sobre los procesos creativos en general.

Aunque no es necesario sufrir de demencia, esquizofrenia o bipolaridad para ser una persona creativa, mucho de lo que sabemos sobre creatividad y cerebro lo conocemos por personas que han sufrido enfermedades neurológicas, y que han desarrollado talentos artísticos luego de la injuria cerebral.

Kandinsky, por ejemplo, descubrió su condición neurológica denominada “sinestesia” durante un concierto de Wagner, en el que percibió que veía los colores de la música. La sinestesia es una condición neurológica en la cual un sentido, como la audición, es percibido simultáneamente con alguno de los otros sentidos.

Kandinsky pintó el movimiento, porque tenía la capacidad de ver algo así como el desplazamiento de lo quieto.

Otro caso que podemos mencionar es el del pintor Franco Magnani, quien desde las primeras manifestaciones de su cuadro epiléptico comenzó a pintar de manera obsesiva su pueblo natal, Pontito, el cual recordaba con una vivacidad inusual a pesar de haberse ido de allí a los 12 años. Esto se debe a que la epilepsia muchas veces produce auras visuales muy vívidas que pueden influenciar la tarea artística.

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La importancia de observar la incidencia de las enfermedades.

La importancia de observar la incidencia de las enfermedades.

Personas con afectación progresiva del lóbulo frontal pueden desarrollar talento creativo luego del comienzo de la enfermedad, más allá de no haber tenido una historia personal de producción artística previa. Una hipótesis es que los sistemas de inhibición se liberan luego del daño frontal. Algunos proponen que la innovación surge cuando áreas del cerebro que no están generalmente conectadas logran comunicarse y coactivarse.

Además, desde las neurociencias sabemos que el interés en una tarea artística lleva a un alto estado de motivación que produce una atención sostenida, necesaria para mejorar la performance y el entrenamiento de la atención que lleva a una mejora en otros dominios cognitivos.

En el estudio de la producción artística de personas con enfermedades mentales hay mucho para aprender sobre el cerebro, sobre las enfermedades en sí mismas y, por qué no, sobre la historia del arte y la cultura. Pero también, y de manera más inquietante, está la posibilidad de interpelarnos sobre la idea de lo normal, de lo establecido, de los prejuicios negativos que muchas veces surgen sobre aquello que se manifiesta como diferente en la sociedad. De esa diferencia, muchas veces, ha surgido la maravilla.

Facundo Manes es neurólogo y neurocientífico. Presidente de la Fundación INECO .

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