La noche del lunes 12 de octubre, en medio del "Banderazo" organizado por sus seguidores, marcó el regreso de Mauricio Macri a las entrevistas televisadas (TN,"Desde el llano", conducido por Joaquín Morales Solá),y lo hizo confesando -sin proponérselo- cuánto le molesta tener alguien a su alrededor que le haga sombra.
Sin ningún pudor, ni autocrítica, el ex presidente le recomendó a Alberto Fernández (quien le ganó en las elecciones de diciembre pasado),que se diferencie de la vicepresidenta Cristina Fernández y se enterró solo al poner como ejemplo la decisión que tomara cuando él mismo fuera titular de Boca Juniors y quiso poner límites a Diego Maradona porque no le permitía hacer los cambios que el quería para el club. Macri dijo que lo echó. Y Maradona no solo lo desmintió, sino también lo acusó de "cagarle la vida a dos generaciones de argentinos con sus decisiones" como jefe de Estado.
Mauricio Macri es mediocre
Para conocer a Mauricio Macri solo hay que dejarlo hablar sin libreto. Sin nadie que le escriba qué decir y cómo. Es allí cuando aflora lo peor de él: su mediocridad, su complejo de inferioridad generado -fundamentalmente- por su falta de capacidad para superar a su padre, Franco Macri.
El lunes pasado, Macri volvió a mostrarse tal como es al recordar un episodio lejano: su vieja pelea (de 1995) con Diego Maradona, quien terminó yéndose de Boca Juniors cuando Mauri contrató a Carlos Bilardo como DT del club xeneise.
Sería bueno que al ex presidente de Boca no se le ocurra contar qué pasó con con Carlos Bianchi. Puede pasar otro papelón.
El tiro por la culata
En su intención de denostar a Alberto y despreciar a Cristina, terminó logrando lo contrario: comparó a la actual vicepresidenta con el mejor jugador de todos los tiempos -o al menos de uno de los mejores- y demostró que la figura de la ex presidenta le quita el sueño porque le hace sombra como lo hicieron su propio padre y "el Diez". El complejo de inferioridad no superado salió a flote.
Gabriela (Michetti) a la altura de Eber Ludueña
Eber Ludueña es un personaje genial creado por el humorista Luis Rubio. Se trata de un jugador mediocre, fracasado, incapaz de lucirse en la cancha y fuera de ella. Un tipo ideal para estar cerca de Mauricio Macri y hacerlo sentir bien
Por ello, si ex presidente comparó a Cristina con Maradona y le recomendó a Alberto diferenciarse de ella, es lógico colegir que su vicepresidenta (2015-2019), la deslucida Gabriela Michetti, fue como Eber Ludueña. Su paso por el gobierno de "Juntos por el Cambio" fue como la carrera del personaje de Rubio. Sin logros, sin aciertos, sin nada relevante. Pero con algo muy importante: nunca le hizo sombra a Mauricio (Macri).
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