La reaparición de Brian Castaño dejó interrogantes arriba y abajo del ring, pese a su contundente victoria. Tantos interrogantes como hay en el boxeo argentino de entrecasa, que está reordenando sus fichas, buscando su nueva identidad.
El sábado último reapareció Brian Castaño –considerada la figura más prometedora del boxeo casero-, aunque más que su reaparición, lo que muchos esperaban era su continuidad o no en la actividad.

Créase o no, tan joven (25 años) y ya inspirando estos planteos.

Sus problemas de salud, unidos a la falta de información y hondo hermetismo sobre el tema, originaron innumerables rumores, algunos certeros, otros quizás falsos.

Pero la demora en volver, siendo en una etapa tan temprana de su carrera –cuando para el resto suele ser la más prolífica-, reforzaba las suspicacias.

A eso hay que sumarle las presentaciones donde estaba programado y se cayeron de repente, como la del año pasado ante Sebastián Luján -siempre por problemas que tuvieron que ver con su salud, donde el común denominador fue el exceso de peso-, o la de hace un mes y medio, cuando a fines de febrero iba a pelear junto a su hermano y se cayó el mismo día, por similares razones.

Pero Castaño volvió tras 10 meses, y venció por KOT 2 al misionero Javier Andino en sus pagos bonaerenses de San Justo.

Sin embargo, por más que la victoria fue rápida y en teoría contundente, sería perjudicial para él y los suyos auto engañarse.

Convencer al público y a los fanáticos, ok, porque es parte del negocio. Pero no a sí mismos, ni a la prensa especializada, ni a sus manejadores.

A Andino ya se lo conoce por "la poca resistencia" que opone a sus rivales cuando va de punto –como en este caso-, tarea en la que se está especializando. Todos quienes están en el boxeo conocen su fama.

Y el sábado, ante la primera levantada de polvareda que provocó Castaño con sus embates, se dejó caer y automáticamente de su rincón voló la toalla como una combinación "de memoria", casi sin permitirle al árbitro Jorge Basile iniciar la cuenta, aunque ésta no se interrumpe hasta los 8 segundos, a menos que sea absolutamente necesario.

Rozó la indignación ver en la cámara lenta que ninguna mano llegó nítida, ni firme, como para tirar a un tipo de 75 kg, que el día del combate estaría seguramente pasando los 80.

Brian nunca se caracterizó por ser un noqueador explosivo, ni cuando enfrentaba a los welters y superwelters –su división más natural-.

Su estilo tiene más que ver con desgastar, demoler, pelear, que con noquear, por lo que la mayoría de sus 7 victorias antes del límite en sus 8 peleas fueron así,  con sudor, esfuerzo y constancia. Ganó siempre por cansancio, pero con sacrificio.

Esta vez con pocos golpes -ninguno tan nítido y pleno-, logró un efecto llamativamente rápido, contra un supermediano que tiene fama de no morir en el intento.

Castaño es antropológicamente pesado para su antropometría baja y corta, por lo que su físico no ayuda a boxear en divisiones grandes. A tal punto que debiendo ser un welter, no puede bajar de mediano.

Lo que enfada es que encima de buscárseles rivales accesibles para su vuelta –comprensiblemente- éste asuma la derrota tan fácilmente –por decirlo de un modo respetuoso- y nadie se ponga colorado.

Enfada además que el combate se haya hecho fuera de equivalencias en peso (72,200 de Castaño contra 75 de Andino, es decir, 2,800 de diferencia, cuando debió haber una tolerancia máxima de 2,725 por ser división mediano. Sería arduo explicar el por qué). Enfada el desdén que existe en las autoridades -por no atribuirlo al desconocimiento-.

Y sorprendió además que de un plumazo, sin que nadie explique nada, Castaño haya cambiado de mánager imprevistamente.

Lo manejaba Osvaldo Rivero, con quien no tenía contrato pero lo bancaba mensualmente, además de ayudarlo en su recuperación –según se cuenta-.

Sin embargo, de buenas a primeras firmó con la UOCRA, y como promotor lo maneja Mario Margossián, o al menos peleó bajo su promoción.

Extraño.

¿Qué pasó? Era el "niño mimado" de OR Promotions. ¿Alguno se cansó del otro? ¿Castaño sintió que con Rivero hacía peleas demasiado duras y no ganaba lo suficiente? –sus ex rivales, salvo el segundo José "Puro" Paz, habiendo sido casi todos serios, hoy son más perdedores que ganadores-. ¿Rivero se cansó de esperarlo y prefirió no invertir más en él? ¿Por qué nunca le firmó contrato?

No es el primero que se le va a Rivero en los últimos tiempos: Sebastián Heiland, "La Camionera" Fernanda Alegre –ambos pareja-, y Héctor Saldivia, integran la nómina de los disconformes, donde el primero es el caso más conflictivo.

Parece que hoy en el boxeo argentino nadie está conforme con nada. ¿O es que se espera más de lo que realmente hay?


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