"Hay quienes llegaron a plantear para algunos casos la presunción de culpabilidad arrojando por la borda los principios básicos de la democracia moderna. A veces caen en discutir los rótulos".

En los videos en los que quedaron registradas reuniones del exministro de Trabajo bonaerense Marcelo Villegas hay un conjunto de hechos todos reprobables, todos de la misma gravedad. De más está decir que la referencia a la Gestapo es una metáfora que involucra muchas perversidades. No solo por la referencia al nazismo, que de por sí es un hecho despreciable, sino por lo que acompaña a la declaración. Porque se está planteando eso para el sindicalismo en general, no solo para lo que alguno pudiera considerar prácticas sindicales desviadas. No, él funcionario considera un desvío en sí mismo a los sindicatos, planteando un modelo precapitalista, casi de la primera mitad del siglo XIX. Hoy nadie en el mundo, desde ninguna perspectiva democrática, ya sea liberal, socialdemócrata, republicana, de centro, de derecha o de izquierda -o en la traducción argentina, de cualquiera de las coaliciones- lo plantea de ese modo. Eso, dicho en palabras por un ministro de trabajo es particularmente grave.

Y además está el hecho de la grabación. Hay que ver quien la dispuso y con qué propósito, pero también ahí hay un hecho que independientemente de las motivaciones es lisa y llanamente delictivo.

Me parece que esto no se trata de un hecho aislado del período 2015-2019, porque hay muchas manifestaciones en el ámbito provincial y nacional donde se partió de una hipótesis absolutamente antirrepublicana que es la presunción de culpabilidad. Confirma que hubo y hay casos probados de prácticas que no se ajustan al estado de derecho ni al principio de presunción de inocencia. Cada uno lo puede caracterizar y designar como le parezca, el fondo de la cuestión es que se vulneran las declaraciones, derechos y garantías que establece la Constitución por parte de algunos integrantes del sistema político y judicial que se pretenden baluartes republicanos. Hay quienes llegaron a plantear para algunos casos "la presunción de culpabilidad" arrojando por la borda los principios básicos de la democracia moderna. A veces se caen en la tentación de discutir los rótulos cuando la esencia de estos mecanismos es lo que debiera ocupar nuestro análisis, atención y rechazo. Si hay casos que levantan múltiples sospechas o que tienen pruebas evidentes de corrupción, entonces por qué la necesidad de establecer esos mecanismos que claramente tiñen y anulan los mecanismos jurídicos y los procesos para llegar al a verdad.

Respecto del impacto en la opinión pública, creo que la sociedad va a actuar mucho de acuerdo a los sesgos. El que tiene un sesgo de defender las ideas de Juntos por el Cambio probablemente tienda a subvaluar estos hechos y los del Frente de Todos lo van a enfatizar. Pero estos hechos tienen que ser condenados independientemente de la procedencia política, porque sino se confirma que cada agrupación tiene un doble standard porque si el que lo hace es alguien con quien yo simpatizo es menos grave o le doy menos trascendencia y si lo hace el otro es una cuestión terrible que inhabilita para cualquier otra cosa. Eso está mal cualquiera sea el que lo haga.

También vemos que a nivel de cobertura de los medios de comunicación los mismos que se indignan por ciertos procederes antirrepublicanos, otros les parecen más perdonables. Y esto habla de un lamentable estado de la objetividad mínima que se debe tener para poder evaluar que las cosas que están mal independientemente de quien las haga.

(*) POLITÓLOGO

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