El primer error que debiéramos combatir respecto de Floyd Mayweather y su supuesta última pelea, que realizará este sábado en el MGM Grand de Las Vegas contra André Berto, sería el de dejar de repetir como loros que va a igualar el record de las 49 peleas invictas de Rocky Marciano.
Sí, igualará a Marciano, lo cual no constituye ningún record en sí mismo, salvo para la categoría pesado en la que militaba el ítaloamericano, lejos de la welter en la que pelea Money.
Marciano se retiró invicto con 49 triunfos (record en verdad engañoso, porque tras su debut rentado volvió al amateurismo antirreglamentariamente y perdió. Luego regresó al profesionalismo y entonces sí enhebró esa serie, sumando la de su debut). Pero su marca sólo constituye un record en la máxima categoría.
En las otras divisiones hubo varios que la superaron. Sin ir más lejos, nuestro César Cuenca, que tiene 50 sin perder, con 48 triunfos y 2 sin decisión. Pero otros lo han hecho incluso mucho más holgadamente, sólo que como siguieron boxeando en algún momento perdieron.
Julio César Chávez padre, por ejemplo, perdió recién en la pelea Nº 90, es decir, 41 combates después que los 49 de Marciano, casi el doble.
Por lo tanto, basta de esa falacia. La gente del boxeo no comete ese error, y los estadistas meticulosos, menos.
El segundo, ya en el terreno de las suspicacias, es entrar en su juego y decir que ésta será su última pelea. Analicemos con lógica:
¿Si Floyd gana bien, con convicción, por KO, dando una exhibición, con una foja de 49-0-0, alguien cree que realmente se retirará?
¿Alguien cree que si se florea ante Berto nadie más lo tentará con hacer otra pelea por un fangote de dólares superior a los que hoy en día cobra? ¿Alguien cree?
¿Perderse de ganar otra fortuna con sólo subirse al ring?
¿Y si en vez de ganar bien –como se supone-, lo hace mal, dando mala imagen, deslucido, o abucheado, se retirará dejando esa última sensación en el público?
La suspicacia no es antojadiza, sino que tiene un sustento concreto: ya varias veces hubo anunciado su retiro, una de ellas antes de firmar este multimillonario contrato que tiene con Showtime por 250 palos verdes en 6 peleas, estrategia que a la luz de los hechos le dio resultado.
Sucede que ahora le parece poco, y supone que la misma táctica le podrá reportar más dinero aún, máxime asociado al ex empresario rapero Al Haymon, hoy "amo" del boxeo mundial en materia de poderío económico.
Una declaración, con posterior simulacro de retiro, incentivaría nuevamente el morbo, y con él, el interés que ya no despierta. Prueba de ello es que a días del combate aún quedan miles de localidades por vender, además de las que les regalan a los promotores.
Por supuesto que en ello influye la elección del rival, un yanqui hijo de haitianos –representó a Haití en los JJOO de Atenas 2004, pero nació en Florida- de 30-3-0, 23 KO, que perdió frente a Soto Karass por KOT 12 (vencido del Chino Maidana), Víctor Ortiz (también perdedor del Chino) y Robert Guerrero (vencido por Floyd).
La lógica pura indica que Berto no podría jamás ganarle a Money, salvo un tongo. Y ni una cosa ni la otra son seductoras para el público, menos para un pay per view.
¿Resistirá una buena oferta para una revancha contra Pacquiao, en medio de su supuesto retiro, para una super reaparición?
La misma estrategia usaba en su momento Oscar de la Hoya, ex amigo y manejador suyo, de quien aprendió mucho del negocio del boxeo.
¿Y una oferta para subir a mediano, en un par de añitos, como hizo Leonard? ¿Contra el kazajo Gennady Golovkin, si es que GGG sigue reinando en ese momento? ¿Revancha contra Cotto o Canelo, según quién gane en noviembre?
Vaya uno a saber cuál será el panorama dentro de 1 año y pico, cuando se canse de contar billetes. Él se sentará, pero no a ver pasar cadáveres de sus enemigos, sino al revés, a ver quién emerge, quién resucita, o quien levanta la cabeza, para intentar cortársela.