Por Nélida Santanna
 Hay muchos lazos invisibles que ligan a la pareja o a la ex pareja, que se rompen y rápidamente se vuelven a unir. Algunos de estos lazos vienen de situaciones extremas, como la custodia compartida de los hijos, si los hay, aportaciones económicas, etc. Pero los lazos más difíciles de romper, los que parecen no acabar nunca, son los están en el interior de estas dos personas.
La nueva soltería está “afuera” como una fiesta, y la nueva situación permite acceder libremente a ella. Conocer nueva gente, integrarse a nuevos grupos, salidas, reuniones, y desde luego, la tan temida soledad.
Pero, ¿se está preparado para disfrutar de estas nuevas situaciones como corresponde? Tiene que haber una relación real entre la separación externa y los sentimientos internos.

Depresión y ansiedad
Por un lado están la depresión y la ansiedad, que son fruto de la ira contenida que se vuelca hacia adentro. No se puede dejar de pensar en las situaciones malas que se han vivido y todo hace que se recuerden.
Pueden manifestarse en esta situación con alteraciones del sueño o durmiendo mucho. En general, toda somatización posterior a la separación debe entenderse en relación a ésta, como por ejemplo problemas cardíacos, sexuales, estomacales, de piel, etc.
Sin embargo, puede surgir nuevamente el deseo de volver con la ex pareja, que a pesar de los motivos de la ruptura, han compartido muchos buenos momentos que se recuerdan.
Muchas veces se debe pasar por ciertas experiencias negativas, hasta llegar a perder lo que se tiene, para que las personas se den cuenta de lo lamentable de esa pérdida..
Si se está pensando en volver con la ex pareja se deben considerar algunas pautas para lograr recuperar la relación. Muchas veces se juega con la fantasía de que la pareja ha cambiado. Ya sea porque no se han visto durante bastante tiempo o porque se ha “olvidado” de cuál fue el motivo de la separación... Pero la ex pareja sigue siendo la misma en cuanto a sus compromisos, su actitud hacia el sexo, la forma de administrar dinero, etc.
Las personas no cambian su personalidad, aunque pueden cambiar algunas actitudes, o sea que si hay un reencuentro con la ex pareja hay que recordar algunas actitudes que, cuando estaban juntos, molestaban y era motivo de peleas.
La clave es preguntarse si se acepta sinceramente a la ex pareja con sus defectos y virtudes y tratar de mejorar la situación.

Hay que reconocer las culpas
Las actitudes, tanto de víctima como de juez, impiden reconocer los errores personales que llevaron a la separación. La persona que hace de víctima busca argumentos que inculquen al otro la responsabilidad y, el sentimiento de culpa, ante la separación. Si uno de los dos se mantiene como víctima, el mensaje que se va a transmitir es que no se va a hacer nada para resolver los problemas que llevaron a la ruptura.
El funcionamiento de una pareja depende de dos personas; incluso en los casos en los que está muy claro que el otro ha tenido una conducta errónea grave, el afectado también tiene algo de responsabilidad.
Una vez llevada a cabo la separación o el divorcio, aparece la toma de conciencia por la pérdida de un ser querido. Cada persona lo enfrenta de diferentes maneras: Unos rehacen su vida enseguida y a otros les lleva meses, incluso años, sin llegar a solucionar el problema de la pérdida.  

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