Conozco desde hace muchos años a la línea 247 de colectivos y tiene choferes que trabajan bien. Pero el asunto tiene sus excepciones. Ayer, miércoles 14, estaba yo en la parada de la avenida Mitre al 4300, en Villa Dominico, esperando un micro de otra línea distinta. Pero apareció el interno 58 de la línea 247. Una señora de aproximadamente 50 años, una chica de veintipico y un señor, hicieron señas de inmediato. "¡Qué suerte!", comentó la señora, tiene bastante lugar". El micro estaba llegando a la parada en forma lenta, con ayuda de la situación, porque en ese momento no había en esa cuadra ningún otro colectivo. (Es una parada múltiple). Sin embargo, el chofer siguió a marcha lenta, mirando a las tres personas que le hacían señas. Directamente, siguió de largo, como si los pasajeros no existieran. Eran exactamente las 8.03 de la mañana. Todos ellos iban a trabajar y tuvieron que esperar un rato a que viniera el otro micro de la misma línea. Hay choferes que tienen distintos problemas psicológicos y que no deberían estar al volante de un ómnibus. Hasta ahora, la 247 mostraba un servicio impecable. Sería mejor que continúen con los grandes éxitos de siempre. Liliana S. Domínguez