Son una murga pero también cantan tangos. Son jóvenes pero los siguen también los viejos. Son murgueros de alma pero cantan rock. En realidad, Los Garciarena son un poco de cada una de esas cosas y eso es lo que los hace diferentes y una banda que merecen ser escuchadas. La banda nació allá por el 2009/ 2010 cuando Martín Frontera, el Pitu, decidió dejar un proyecto musical que tenía para empezar a darle forma a esta banda.
El Pitu nació y se crió en Parque Patricios y de ahí su pasión por el tango y la murga, dos componentes del gen de Patricios, a los que decidió incorporar en este nuevo sueño musical. En un primer momento las cosas no fueron fáciles pero cuando hay amor todo es posible y así lograron superar todas las trabas que se pusieron y en 2012 quedó armada la banda con una formación de siete personas y con el Pitu como el letrista.
“Somos un grupo de chicos de diferentes barrios pero que sin dudas tenemos nuestro corazón en Parque Patricios porque ahí nos empezamos a formar. El Pitu fue el creador de esta locura y nuestro letrista”, le dice a El Porteño del Sur Nacho Fornos uno de los coristas de Los Garciarena.
A la hora de definir a la banda, Nacho prefiere poner por encima la pasión de ellos por la música y no encasillar la banda en ninguno de los géneros. “Es raro definirnos, para mi hacemos música. No me gusta encasillarnos en algún lugar, no es bueno encasillar a la gente que hace música porque el arte es libre y cada uno puede tener un gusto particular. Hacemos música popular, eso sí y lo que yo siempre digo es que somos hijos directos de la murga porteña y el tango. Pero para aquellos que vengan a vernos también se van a encontrar con que hacemos boleros, zamba, rock. Vamos tocando diferentes estilos siempre con lo que para nosotros fue nuestro inicio que tiene que ver con la murga y el tango”, dice Nacho orgulloso de haber encontrado su propia identidad para la banda.
Tirando para el mismo lado
Los chicos se conocieron en los diferentes corsos que organiza la ciudad y todos se sumaron a la idea del Pitu. “Somos murgueros de corazón y en los corsos nos fuimos conociendo y entendimos que teníamos la misma idea, las ganas de hacer una banda que sea distinta, que tenga su propio sonido y en eso empezamos a caminar”, cuentan.
Hoy con apenas cuatro años ininterrumpidos de carrera se ganaron el respeto de un palo complicado como el del tango y en eso tuvo mucho que ver su creador y letrista ya que kis amantes del 2x4 lo respetan. “El Pitu fue quien más nos metió en el palo del tango porque él siempre anduvo con ellos y es muy respetado en el ambiente”, cuenta Nacho.