La era de Walter Perazzo en Nueva Chicago arrancó con un empate tibio, pero su llegada renovó la ilusión del hincha Verdinegro que sabe que este tramo final de temporada será difícil.
Y el entrenador volvió a resaltar ayer, tras el 1 a 1 con Juventud Unida, que su arribo a Mataderos está emparentado con lo afectivo. “Elegí Chicago porque soy del barrio y le tengo un gran aprecio al club”, dijo.
Después, a la hora de analizar el juego, Perazzo recalcó que “esta es una divisional muy pareja en la que los partidos se definen por detalles. Superamos al rival en el juego, pero nos faltó serenidad para definir”.